Dijo Mahatma Gandhi, “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos”
El cambista avaro y su mujer. Autor: Marinus Reymerswaele |
“La avaricia (del
latín "avarus", "codicioso", "ansiar") es el
ansia o deseo desordenado y excesivo por la riqueza. Su especial malicia,
ampliamente hablando, consiste en conseguir y mantener dinero, propiedades, y
demás, con el solo propósito de vivir para eso”.
Teólogos y científicos han observado la psicología del avaro
y han comprendido la perversión moral y psicológica de tal hombre. El avaro se
aparta de los demás, se encierra en sí mismo y se impone una austeridad que va
incluso en contra de sus necesidades vitales. Come menos de lo necesario,
pierde horas de sueño (para velar su fortuna), vive en la obsesión del robo o
del incendio.
El hombre mísero consigo mismo, por mucho que tenga, nada
puede dar, es así como no tiene para vestir al desnudo, el que ni siquiera
compra un pañuelo, tampoco puede dar de comer, si ni siquiera gasta en su
propio pan, y si tiene trigo, prefiere o guardarlo o venderlo que hacer harina
para su consumo.
El avaro no cuida ni visita enfermos, pero lo más triste, es
que no conoce la Botica, cuando tiene un mal propio. El avaro no puede regalar
un calzado al descalzo, porque los suyos ya no resisten otro paso, como ni
siquiera puede dar de comer a un niño pobre, ya que no gasta para alimentar los
suyos.
Midas, el oro y la maldición de la Avaricia. |
Sin embargo, lo mas triste del avaro, es que vive pobre toda
su vida y cuando muere es rico en fortuna, y de nada le sirve.
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