La crisis económica, la creciente conciencia
ambiental y el éxito de los programas de reutilización de residuos plásticos
implementados en varios países, ha servido para que tanto el gobierno como los
empresarios y los ciudadanos argentinos conviertan el reciclaje no sólo en una
manera de contribuir al cuidado del medio ambiente sino también en una magnífica
oportunidad de negocio y en una fuente más de empleo.
Particularmente el gobierno de la ciudad de
Buenos Aires puso en marcha la ley de Basura Cero, una estrategia que ya ha
sido adoptada por varias ciudades del mundo y que impulsa la reutilización y el
reciclaje de residuos. En Buenos Aires, el objetivo es disminuir los
desperdicios reciclables que se entierran en los rellenos sanitarios en un 50%.
Aunque en América Latina la conciencia ambiental
está dando sus primeros pasos, lo cierto es que en Argentina se han logrado
avances importantes. Actualmente las empresas recicladoras tienen plantas en 12
provincias del país y día a día surgen programas rurales y urbanos de
reciclaje, en los que el proceso empieza en los hogares argentinos y termina en
la elaboración de gránulos, hojuelas o de algún producto terminado para consumo
interno o exportación.
El primer gran ensayo de un programa de
tratamiento de residuos comenzó en 2004, en Buenos Aires, en un área de 100
manzanas en donde los vecinos empezaron por separar los residuos secos.
Por otra parte, actualmente se están creando
empresas y medios para reagrupar a los "cartoneros" o recicladores
informales encargados de separar y clasificar las basuras. Con esta iniciativa,
se está dando pie a controlar algunos puntos negativos relacionados con esta
actividad como son el trabajo infantil, las mafias, la alta exposición a focos
infecciosos y empresarios que se aprovechan de la informalidad del negocio,
entre otros.
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