SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 8 de julio de 2025

RASPUTIN: Quién fue y qué hizo en Rusia este monje místico. “No es la historia del creador de la famosa canción”

 

Este monje místico, semianalfabeto y mujeriego gozó de un acceso inusual a la familia imperial rusa. El escándalo fue una de las causas de la caída de la monarquía. Grigori Yefímovich Rasputín (1869-1916) se presentó en San Petersburgo alrededor de 1904. Era un campesino de una aldea en Siberia, apenas sabía leer y escribir y tenía fama de ser un khlysty, miembro de una secta que, entre otras cosas, organizaba orgías seguidas de ritos de contrición y purificación.



A pesar de todo esto, su carisma, su pelo desgreñado y sus casi dos metros de alto le daban una aureola mística que lo hizo popular entre la aristocracia capitalina, que, por mero aburrimiento, se dejaba seducir fácilmente por los predicadores de lo oculto y demás charlatanes.

Así se gestó el primer encuentro con la familia imperial, cuando hizo lo que nadie había podido hasta ese momento: aliviar los achaques del príncipe Alekséi Nikoláyevich, que padecía una grave hemofilia.



Con esto se ganó el favor inmediato de la zarina Alexandra, que le fue dando cada vez mayor acceso a su prole. Según la gran duquesa Xenia Aleksándrovna, la confianza era tal que ocasionalmente acunaba a las princesas y se permitía con ellas un trato inusualmente cercano, algo del todo inapropiado, si se tiene en cuenta que un par de empleadas de palacio aseguraban que las había violado.



El primer ministro, Piotr Stolypin, puso a la policía secreta a investigar al personaje, y avisó al zar Nicolás II de sus pendencias en tabernas y prostíbulos, pero no logró nada. Mientras tanto, por la calle circulaban viñetas pornográficas en las que aparecía Rasputín intimando con las princesas, y en la Duma (la asamblea legislativa) el diputado ultranacionalista Vladímir Purishkévich empezaba a culpar a la zarina.

Aliado con el gran duque Dmitri Románov, el príncipe Félix Yusúpov y otros miembros de la familia real, en 1916 Purishkévich decidió solucionar el asunto sin permiso del zar. El 30 de diciembre convocaron a Grigori al palacio Moika, la suntuosa residencia de los Yusúpov, y allí le pegaron tres tiros y luego arrojaron el cadáver al río Nevá.


Se desconoce cómo logró aliviar los dolores del príncipe Alekséi. Quizá fuera porque su presencia mantenía alejados a los médicos y relajaba a su madre, acallando las dos principales fuentes de estrés del niño. También se ha apuntado a la hipnosis y a su recomendación, por mera superstición, de no suministrarle aspirinas. Acertó sin querer, pues hoy se sabe que la aspirina es un anticoagulante que empeora las hemorragias de los hemofílicos.

Según el príncipe Yusúpov, le dieron dulces y vino envenenados, y al ver que esto no funcionaba le dispararon tres veces. Luego lo arrojaron al río Nevá, y algunos dicen que lo que lo mató realmente fue la hipotermia. La de su extraordinaria dureza física no es más que otra de las leyendas que rodean al monje y a su asesinato. Lo último que se ha dicho sobre el caso es que el servicio secreto británico estuvo involucrado, y que fue el agente Oswald Rayner quien le dio el tiro de gracia, aunque no hay pruebas documentales que avalen esta posibilidad.

En 2004, un urólogo ruso llamado Igor Kniazkin dijo tener el pene de Rasputín, que mide 30 centímetros, y desde entonces se exhibe en un museo erótico en San Petersburgo. No era la primera vez que alguien decía haber encontrado el supuesto miembro gigante del monje, que desde su muerte es legendario, aunque lo cierto es que la autopsia no mencionó ninguna castración.

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