El Sumo Pontífice visitó un
hospital en donde los niños internados se recuperan de múltiples enfermedades.
BANGUI.- El Papa
Francisco celebró hoy una colorida y multitudinaria misa en el estadio
deportivo de Bangui que sirvió de broche final a su primera gira por el
continente africano, ceremonia en la que pidió a los centroafricanos que se
perdonen mutuamente y trabajen juntos por la paz.
El pontífice, que durante los
seis últimos días también visitó Kenia y Uganda, volvió a darse un baño de
multitudes en el austero complejo de Barthélémy Boganda. Fuera de agenda,
saludó a los niños internados en un hospital pediátrico donde se recuperan de
múltiples enfermedades.
Allí, precisamente, fue
fotografiado junto a un niño enfermo, con problemas de nutrición. La imagen no
tardó en copar las redes sociales donde miles de usuarios manifestaron su
conmoción.
El último servicio religioso que
ofició Francisco antes de partir de vuelta al Vaticano estuvo salpicado, como
en sus anteriores etapas, de bailes y cánticos envueltos en los colores de la
bandera nacional, que añade el verde y azul a la simbología vaticana.
Durante el oficio, el Papa
reiteró el mensaje central de su visita: "dialogar con el que es
diferente". Es necesario, predicó, "perdonar al que nos ha hecho
daño, comprometernos a construir una sociedad más justa y fraterna en la que
ninguno se sienta abandonado".
"Ustedes, queridos
centroafricanos, deben mirar sobre todo al futuro y, apoyándose en el camino ya
recorrido, decidirse con determinación a abrir una nueva etapa en la historia
cristiana de su país, a lanzarse hacia nuevos horizontes", añadió.
Francisco llegó a un estadio
abarrotado por cerca de 30.000 personas.
Lo hizo en un papamóvil abierto y
más rudimentario que en otras visitas, pero custodiado por un gran número de
guardaespaldas y un apabullante cordón de seguridad.
Curiosamente, el último gran acto
celebrado en este mismo recinto fue un mitin del expresidente François
Bozizé días antes del golpe de estado de los rebeldes Séléka (del norte
musulmán) en marzo de 2013.
Fue ese levantamiento el que
desató una espiral violenta que ha enfrentado desde entonces a comunidades de
esta confesión y milicias civiles cristianas, la religión mayoritaria en el
país.
"¿Habéis visto, musulmanes?
El Papa ha llegado a casa", cantaba a la llegada del pontífice un grupo de
mujeres, resguardadas del sol por paraguas y vestidas con ropas de colores
personalizadas con el rostro de Francisco que se convirtieron en el uniforme
oficial del evento.
Incluso la presidenta de la
transición, Catherine Samba-Panza, recibió al pontífice en la tribuna de
autoridades con un alegre vestido en tonos azules y rojos en la que el principal
motivo era una foto de Jorge Bergoglio.
A diferencia de los actos de
Nairobi y Kampala, esta vez no hubo móviles ni selfies que retrataran la
efeméride: los centroafricanos, entre los más pobres del continente, se
conformaron con agitar banderines vaticanos, palmas y cruces de madera para
saludar a Francisco.
La escenografía de la ceremonia
recurrió a motivos sencillos como canoas, cestas o faldas de esparto, que
fusionaron las raíces más tradicionales de la cultura centroafricana con el
culto católico.
El primer viaje del papa a África
deparó seis días de fervor católico y mensajes centrados en la paz y en el
respeto al medio ambiente, consignaron las agencias Reuters y Télam
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