“Todos juntos debemos esforzarnos por eliminar lo que priva a los hombres y a las mujeres del tesoro de la libertad. Y, al mismo tiempo, redescubrir el sabor de esa libertad que sabe cómo custodiar la casa común que Dios nos ha dado”, dijo el Papa en su mensaje al festival que se realiza del 22 al 25 de noviembre bajo el lema “El riesgo de la libertad”.
Francisco resaltó que existen tres realidades que amenazan actualmente la libertad de todo ser humano: la reducción del hombre a consumidor, el dominio de la tecnología y la indigencia.
El Papa explicó que cuando se reduce al hombre a un “mero consumidor”, la libertad se convierte en una ilusión, ya que se “hace creer a todos que son libres mientras tengan una supuesta libertad para consumir, cuando quienes en realidad poseen la libertad son los que integran la minoría que detenta el poder económico y financiero”.
“Esto no es libertad, es esclavitud: la experiencia cotidiana queda marcada entonces por la resignación, la desconfianza y el miedo”, precisó el Pontífice.
El Papa destacó luego que, “aunque algunos temen ir contracorriente, muchos, en su vida cotidiana, llevan estilos de vida sobrios, solidarios, abiertos y acogedores. Ellos son la verdadera respuesta a las diversas esclavitudes porque se mueven como personas libres”.
Estas personas, continuó, “encienden deseos latentes, abren horizontes, hacen deseable el bien. La libertad vivida nunca se limita a administrar lo que sucede porque siempre contiene algo que va más allá. La libertad nunca mata los sueños, sino que construye en la vida lo que muchos desean pero no tienen el valor de perseguir”.
Ciertamente, “ser libre es un desafío, un desafío permanente: fascina, encanta, da valor, hace soñar, crea esperanza, invierte en el bien, cree en el futuro. Por lo tanto, contiene una fuerza que es más fuerte que cualquier esclavitud. ¡El mundo necesita personas libres!”.
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