Su apariencia tétrica y las historias que encierran ponen los pelos de punta. Pero, ¿qué tan cierta es la fama de las casas embrujadas? Si bien algunos casos fueron desmentidos, como el de la famosa casa Matusita, existen aquellas que siguen sembrando terror en quienes ponen pie en sus instalaciones.
ZONAS DE MIEDO. Forma parte del circuito turístico de Cañete. Los guías advierten que el ingreso es bajo responsabilidad del visitante. Y es que la historia de la casa embrujada de Lunahuaná data desde que el dueño fue asesinado junto a su familia por soldados del ejército chileno.
El morbo aumentó cuando fue atropellado un adolescente que salió despavorido de la casa tras escuchar gritos en las habitaciones. Ubicada en la calle cusqueña Saphy 872, saltó a las primeras planas luego de que el líder de una secta chilena se suicidara en el interior de esta casona abandonada por más de 25 años.
Cuenta la leyenda que el dueño, un expolicía que trabajó en el INPE, utilizó reos para su construcción, y murió gran parte de ellos por las exigentes faenas. Por si fuera poco, fue escenario de un asesinato conyugal, lo que ayudó a esparcir el mito.
LEYENDA COLONIAL. El fuerte Real Felipe del Callao tiene entre sis habitantes un huésped poco usual: el fantasma de un niño que incluso ha sido fotografiado por porgramas de televisión extranjero.
SINIESTRA PRESENCIA. Situada en Inglaterra, la Torre de Londres está catalogada como el lugar más embrujado sobre la faz de la tierra. Con 900 años de antigüedad, se dice que ahí se encuentra el fantasma de Ana Bolena.
Se sabe que algunos deciden incursionar en estos lugares con presencia paranormal por curiosidad o para tener curiosidad o para tener contacto con el más allá.
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