SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 9 de marzo de 2017

Es difícil hablar de PAZ en un mundo donde 25MIL personas mueres de hambre por día y paradójicamente se tiran tonelada de comida y existe una epidemia internacional de obesidad.


Los países con poder adquisitivo tiran 670 millones de toneladas de comida al año, mas que suficientes para alimentar los pueblos que mueren de hambre.
Millones de toneladas se arrojan a la basura, que congeladas
alimentarían los continentes en desgracia.

Desafortunadamente, el hambre contemporánea se ha convertido en un fenómeno silencioso y en ocasiones acallado o justificado por conflictos armados y violencias de toda índole, gobiernos dictatoriales, sequías, inundaciones y hasta terremotos; sin embargo, las víctimas de estos factores ‘excepcionales’ son pocas, comparadas con los cerca de 700 millones de personas que la sufren solo por formar parte de un orden social inequitativo.
Paradojicamente una epidemia grave de obesidad flagela a niñas, niños y adultos de ambos sexos en los países industrializados.  


Que cada día mueran 25.000 personas por causas relacionadas con el hambre, a sabiendas de que no deberían morirse por eso, quiere decir que el mundo está mirando para otro lado, en el que tal vez se topa con miles de toneladas de comida tirada diariamente a la basura y una epidemia de obesidad que crece como una espiral.

Es hora de que las autoridades mundiales hagan frente común para atenuar este flagelo, que se lleva por delante más vidas que otros problemas que han merecido alianzas globales para enfrentarlos. Un ‘acuerdo marco universal contra el hambre’, en el que todos los países y las grandes empresas se comprometan a evitar muertes por males carenciales, debe ser la respuesta a tan crudo diagnóstico.


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