La lista de mártires de la ciencia es larga. La cárcel, el
exilio, la exclusión social e incluso la muerte han sido los destinos de muchos
pensadores a lo largo de la historia de la humanidad, cuyo único crimen fue el
de pensar distinto a la mayoría (en ocasiones por motivos religiosos). Una
característica básica de cualquier científico e innovador que se precie.
Curiosamente, en muchos casos los asesinatos y las ejecuciones tuvieron
su origen enmotivos políticos o por las convicciones religiosas de los
afectados. Sus teorías científicas fueron una simple excusa para provocar la
caída de personajes que resultaban una molestia por sus ideas. Estas siete
mentes, algunas famosas y otras casi desconocidas, merecen por elloser
recordadas.
Hipatia (355 o 370- 415-416) En una época en la que las mujeres se dedicaban a otros menesteres,
Hipatia de Alejandría fue educada por su padre en materias como filosofía,
astronomía y matemática. Por este motivo se la considera la primera mujer
científica de la historia aunque, por desgracia, su trabajo no se ha
conservado, y su importancia sólo se puede deducir por los textos de sus
discípulos. Gracias a ellos sabemos que construyó un planisferio, un destilador
y un hidrómetro.
Las circunstancias que rodean su muerte son poco claras, y se desconoce
hasta qué punto sus teorías científicas y filosóficas y su influencia política
contribuyeron. Sí se sabe que una turba de cristianos fundamentalistas la
asesinó a golpes hasta descuartizarla, probablemente empujados por el obispo
Cirilo, quizá por su intolerancia ante el paganismo que ostentaba Hipatia, o
como advertencia a sus rivales.
Miguel Servet (1509-1553) Astronomía, meteorología, física, matemáticas, anatomía, medicina…
Muchas fueron las ciencias que este científico aragonés cultivó. La aportación
más importante de Servet se encuentra en sus trabajos sobre la circulación
pulmonar.
Pero no fueron sus ideas científicas las que le pusieron en el punto de
mira de católicos y protestantes, sino por sus opiniones religiosas. En el
mismo libro en el que se describe la circulación pulmonar, Servet da opiniones
tan revolucionarias como que el bautismo no debe hacerse a los niños, sino que
debe ser un acto consciente por parte de los adultos.
Estas opiniones le obligaron a huir, pero en Ginebra fue detenido (quizá
denunciado por el mismo Calvino). En el posterior juicio fue condenado a morir
en la hoguera por las iglesias suizas. Su muerte no fue en vano, pues muchos la
consideran como el inicio del debate sobre el reconocimiento de la libertad de
pensamiento y expresión. Tal vez quienes pensaban distinto no merecían, después
de todo, arder.
Giordano Bruno (1548-1600) Un matemático y astrólogo (además de filósofo y poeta) famoso por sus
teorías cosmológicas. Bruno propuso que las estrellas no eran más que soles
lejanos (y que nuestro Sol no era más que otro astro) que también tenían sus
propios planetas, que a su vez podrían albergar vida. También aseguraba que el
universo era infinito, sin centro alguno.
Sin embargo, y como le sucedió a Servet, no fueron sus ideas científicas
las que le costaron arder en la hoguera. Bruno defendía que Cristo no era Dios
sino un mago, y que esos múltiples planetas podrían tener, cada uno, su propio
Dios. Esto fue demasiado para la Iglesia Católica, que le declaró hereje y
condenó a morir en la hoguera a Bruno. Sus palabras al recibir la sentenciason
bien conocidas: "Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo
al recibirla".
Lucilio Vanini (1585-1619) Un pensador italiano que defendía que el universo se rige por leyes
naturales y que los seres humanos evolucionaron de los monos. Fue, así, uno de
los muchos antecesores a Darwin al afirmar que unos animales podían
“transformarse” en otros.
La filosofía de Vanini es algo confusa, y no está claro si era
verdaderamenteateo, pero lo cierto es que negaba la creación y la inmortalidad
del alma, y limitaba a Dios a una especie de fuerza conductora. Esto le valió
la condena por blasfemia: se le cortó la lengua, fue estrangulado y finalmente
quemado.
Daniel McFarlan Moore (1869-1936) Su lámpara de Moore fue la primera bombilla comercial basada en gas en
vez de incandescencia, por lo que se considera predecesora de las luces
fluorescentes y de neón actuales.
Este ingeniero eléctrico e inventor fue asesinado por un compañero de
profesión en paro. Este acababa de solicitar una patente, y se volvió loco al
descubrir que Moore ya poseía los derechos intelectuales de dicho invento.
Ernest Gibbins (1900-1942) Uno de los nombres menos conocidos de esta lista, pero que igualmente
merece reconocimiento. Este entomólogo británico se dedicó a estudiar insectos
relacionados con enfermedades tropicales en Uganda, y descubrió 26 especies
nuevas.
Gibbins sólo pretendía ayudar a la humanidad con su investigación, pero
murió lanceado por varios hombres de la tribu Ugandesa Lugbara. El biólogo
había tomado muestras de sangre humana para estudiar la tripanosomiasis y la
fiebre amarilla, pero estos interpretaron que quería usarla para brujería.
Dian Fossey (1932-1985) Zoóloga estadounidense que dedicó y entregó su vida a la conservación
de los gorilas de montaña de Ruanda y Congo. En los años 80,
la población de estos animales se encontraba en mínimos, rozando la extinción
por culpa de los cazadores furtivos. Fossey combatió duramente estas
actividades, lo que le granjeó numerosos enemigos.
Fue encontrada en su cabaña, asesinada a machetazos
por (presuntamente) un jefe de cazadores furtivos. Gracias a su trabajo se ha
logrado triplicar la población de gorilas de montaña, que ha pasado de los 250
en los días de Fossey a los casi 800 de la actualidad.
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