Pollerudo (según la Psicología ) es un
término conocido desde principios del siglo XX, pero ha tenido más auge desde
los años 50 ‘casualmente’ cuando la mujer empieza a tener voz y voto
constitucionalmente en el país. De acuerdo con los expertos, existe una
línea muy delgada entre un pollerudo y una patología que se refleje en
sumisión.
Un pollerudo es un hombre sensible,
que tiene la capacidad de entender que cooperar en las labores del hogar no lo
hacen menos hombre. Es considerado y seguro de sí mismo. La responsabilidad lo
caracteriza, pero justo ahí es donde radica la diferencia con la sumisión.
El sumiso cree que las labores del hogar son su obligación, el lo vive
como una responsabilidad compartida con su
pareja,
además que le gusta también el orden y la limpieza; es organizado, a veces es
quien reparte las tareas y los roles dentro de la casa.
Los psicólogos indican que la mamá
o la figura de crianza con la que haya crecido un hombre es determinante para
que al llegar a la edad
adulta, sea independiente
y lave su plato al terminar de comer o planche su ropa. También hay quien les
enseña a que la mujer tiene que encargarse de eso y así se forman como ‘machos
alfa”.
La
educación es básica. Si crece en un hogar donde los
roles son independientes de los géneros, no tendrá problemas con lavar,
planchar o coser, por ejemplo. En cambio si en su casa la madre hace todo y la
figura masculina es atendida de todo a todo por la mujer, evidentemente buscará
que su esposa le sirva de igual manera.
Existe una fuerte etiqueta social
hacia el pollerudo, pues es criticado, juzgado y se convierte en el blanco de
burlas. Sin embargo, es autosuficiente, ya que no necesita de una mujer que le
planche le lave, haga su cama y la limpieza de la casa.
Según los doctores que estudian el comportamiento,
el término pollerudo es exclusivo de los hombres, ya que
una mujer que hace las labores del hogar es considerada como alguien "que
cumple con sus obligaciones" socialmente hablando.
Sin embargo, según las estadísticas las
mujeres cada vez están más fuera de la casa y los hombres más adentro; participan en el hogar y lo empiezan
a hacer sin temor a ser criticados. Los psicólogos, antropólogos y sociólogos
se atreven a afirmar que dentro de un círculo social empieza a ser bien
vista la imagen de ser un pollerudo.
Es posible empezar a "ser
pollerudo" y participar y repartir las actividades y labores del hogar o
también se puede dejar de hacerlo. Siempre se puede cambiar sin olvidar que hay
que asumir las consecuencias propias del cambio.
La vida cambio en el ultimo medio
siglo, la mujer trabaja codo a codo con el hombre dentro y fuera de la casa.
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