SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



domingo, 25 de febrero de 2024

AVISOS que nos INDICAN ALTO ESTRÉS, esta enfermedad de nuestro tiempo puede ser muy grave, prestemos atención a los concejos médicos.

 

¡Es muy importante saber que nos pasa! Se considera estrés al mecanismo que se pone en marcha cuando una persona se ve envuelta por un exceso de situaciones que superan sus recursos. Por lo tanto, se ven superados para tratar de cumplir con las demandas que se le exigen para superarlas. En estos casos, el individuo experimenta  una sobrecarga que puede influir en el bienestar tanto físico como psicológico y personal.



Las causas que pueden ocasionar el estrés son muchas, pero el estrés no tiene por qué ser malo, también hay estrés positivo. En estas circunstancias el estrés actúa como un proceso general de adaptación de los individuos al medio. Por ejemplo, el estrés puede aparecer cuando alguien tiene frío tensando los músculos para producir calor, cuando se produce un esfuerzo para hacer la digestión o cuando alguien se duerme menos para estudiar. 

El estrés es imprescindible para la vida. Tenía todo el sentido hace miles de años cuando el ser humano se dedicaba a la caza y éste le alertaba del peligro. Ahora las adversidades son muy diferentes y las situaciones cotidianas o laborales nos llevan a activar ese mecanismo de estrés sin necesidad de que nuestra vida corra peligro. Según Víctor Pérez Solá, director del Servicio de Salud Mental del Hospital del Mar, en Barcelona, e investigador del Cibersam, “Intrínsecamente no es malo. Si, por ejemplo, una persona tiene que presentarse a un examen y no tiene ese nivel de alerta o de estrés, su rendimiento bajará. En el otro extremo, si el nivel de estrés y alerta es más alto del que se tolera, la persona se bloqueará”. Así pues, un poco de estrés “saludable” permite a la persona rendir mejor y ser más resolutiva.



Causas

Por tanto, el estrés sirve como estímulo frente a situaciones importantes para la persona afectada, como puede ser la pérdida de un ser querido, la quiebra económica o frente a una boda. También puede servir como mecanismo de respuesta, según la Sociedad Española para el Estudio del Estrés y la Ansiedad (SEAS), el estrés se manifiesta en una primera fase de activación o preparación de la persona frente a este estímulo; después hay un periodo de mantenimiento del estado de alta actividad y, por último, cuando se ha superado la situación, se pasa a una fase de agotamiento en la que la alta actividad cae bruscamente.

Para adaptarse a las exigencias o a las necesidades activamos el proceso del estrés que permite adaptarse y se manifiesta con reacciones como agilizar el pensamiento, emplear una conducta más enérgica, aumentar la eficacia para superar determinadas situaciones con éxito. A lo largo del día podemos vivir estrés sin consecuencias negativas, además puede favorecer al aumento de la autoestima al lograr incrementar el rendimiento y superar los retos y metas fijadas.



Sin embargo, empieza a ser perjudicial cuando no se recuperan la energía o los recursos gastados. Si sucede esto se produce un desgaste importante del organismo. Antonio Cano Vindel, presidente de SEAS, pone como ejemplo el caso de los estudiantes: cuando empieza la temporada de exámenes, duermen menos de lo que el cuerpo necesita, sufriendo cambios, como el envejecimiento celular. 

Síntomas

El estrés puede causar muchos síntomas, tanto físicos, como psicológicos y emocionales. Muchas veces los afectados no relacionan los signos con el propio estrés, los más frecuentes son:

·         Dolor de cabeza: es el tipo más frecuente, todo el mundo ha tenido dolor de cabeza alguna vez. El más común es el dolor de cabeza tensional (provocado por la tensión muscular que ejercemos sobre la cabeza, la mandíbula y el cuello entre otros), generado por el estrés o la ansiedad de forma habitual.
 

·         Mala memoria.
 

·         Diarrea (exceso de heces acuosas y blandas) estreñimiento o dificultad para eliminar heces.
 

·         Falta de energía o de concentración: la gente se centra tanto en un tema, que le cuesta prestar atención al resto de cosas, perdiendo de ese modo parte de la concentración.
 

·         Cambios de la conducta.
 

·         Problemas de salud mental: como ansiedad o depresión.
 

·         Problemas cardiovasculares y musculoesqueléticas: cuando el estrés se prolonga mucho tiempo.
 

·         Cambios en el peso: generado por los malos hábitos alimentarios vinculados con el estrés. Los cambios de apetito suelen ir acompañados habitualmente de un estilo de vida sedentario.
 

·         Problemas estomacales.
 

·         Cansancio constante y prolongado.
 

·         Problemas a nivel sexual: el cansancio generado por el estrés puede prolongarse provocando problemas en muchos ámbitos de la vida, incluido el sexo.
 

·         Rigidez en la mandíbula y el cuello: que puede ocasionar dolores de cabeza.
 

·         Insomnio o exceso de sueño: la dificultad para conciliar el sueño es una causa frecuente de estrés, afectando tanto a la cantidad como a la calidad del sueño.
 

·         Desgaste a nivel celular y envejecimiento: con el descanso se puede recuperar y hacer reversible el proceso de desgaste por estrés. Si alguien no duerme de forma continuada evitará en un estado de hiperactividad continuado y se le acumularán los sucesos estresantes. En estos casos, la persona afectada puede llegar a tener problemas de salud, tanto físicos y como mentales.

 

Tratamientos

Los expertos recomiendan tratar de reducir el estrés lo máximo posible. Hay varias recomendaciones útiles para conseguirlo:

·         Reconocer el estrés y las situaciones que lo desencadenan.

·         Evitar paliar el estrés mediante hábitos poco saludables: hacen más daño que los beneficios que se piensa que generan. Las costumbres  habituales que pueden causar daños al organismo son comer en exceso, fumar y beber alcohol, o consumir otras drogas.

Hay muchas técnicas apropiadas para mitigar el estrés, algunas de ellas son:

·         Admitir y reconocer que hay situaciones que no se pueden cambiar, aunque se quiera, y tratar de lidiar con ellas de la mejor forma posible cambiando algunos aspectos para tratar de amenizarlas.
 

·         Alejarse lo máximo de la fuente potencial del estrés.
 

·         Hacer ejercicio de forma regular para liberar tensiones.
 

·         Adoptar una postura más positiva ante los problemas y las situaciones complejas.
 

·         Aprender técnicas de relajación, como el mindfulness, realizar actividades como yoga o pilates.
 

·         Aprender a poner límites si el estrés se origina por el exceso de tareas originadas en el trabajo o en el ámbito familiar.
 

·         Mantener una dieta saludable y equilibrada, como la mediterránea.

 

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