Dorothy Louis Eady dedicó su vida al estudio
del templo de Seti y afirmó hasta el final de sus días que era la reencarnación
de una antigua sacerdotisa egipcia. Dorothy
Louis Eady (1904-1981), más conocida como Omm Seti, ha sido una de las
figuras más controvertidas que ha dado la moderna egiptología. Esta
británica pasó la mayor parte de su vida cuidando del templo de Seti I en
Abydos y diciendo que era la reencarnación de una sacerdotisa llamada
Bentreshyt, que fue amante de Seti, el padre del gran Ramsés II.
Esta extraordinaria historia empezó
cuando, a los tres años, Dorothy tuvo un grave accidente en su casa de
Londres. La pequeña se precipitó por las escaleras y el médico que acudió a
auxiliarla sólo pudo certificar su muerte. Pero una hora después, la
niña había recobrado la vida y estaba como si nada jugando sobre la
cama. Años más tarde ella misma afirmaría que "alguien" regresó del
pasado más remoto para revivirla.
¡QUIERO
VOLVER A CASA!
Un año después de su accidente, en
1908, la niña empezó a tener extraños sueños en los que veía
un gran edificio rodeado de columnas y de exuberantes jardines repletos de
árboles frutales. Cuando se despertaba, les decía a sus padres con
desesperación: "¡Quiero volver a casa!". Sus padres no entendían nada de lo que le
ocurría a su hija y no hacían más que formularle preguntas que Dorothy no sabía
responder.
Pero pronto salió a
la luz qué era lo que atormentaba a la pequeña Dorothy. Durante una visita al
Museo Británico acompañada de sus padres, cuando la familia entró en la sala de antigüedades egipcias, la niña corrió a besar los pies
de las estatuas ante el asombro de todos, mientras exclamaba que aquella era su gente y que quería
regresar a su casa en Egipto.
Pero ¿de dónde venía todo eso? La
propia Dorothy estaba impactada por lo que le ocurría, hasta que un día, en un
periódico local,vio una fotografía del templo de Osiris en la ciudad de
Abydos, en Egipto. Lo reconoció de inmediato, puesto que era el lugar
que, según ella, aparecía recurrentemente en sus sueños.
LA VISITA DE
SETI I
A los 14 años, Dorothy tuvo una
auténtica revelación que "disipó" todas sus dudas. Una noche se le
apareció una figura vestida con túnica blanca y capa azul: era el
faraón Seti I, el mismo monarca que ordenó la construcción del templo
de Abydos.A partir de entonces, la joven, con tan sólo diez años,empezó a
estudiar egiptología con el mismo Ernest Wallis Budge, conservador del Museo
Británico, y aprendió a leer jeroglíficos.
EXPERTA EN
JEROGLÍFICOS
Dorthy se trasladó con su hijo al
pueblo de Nazlet El Simanm, cerca de las pirámides de Giza, y consiguió
un trabajo en el Departamento de Antigüedades Egipcias como redactora de
documentos, siendo la primera mujer que lo logró.Fue contratada por el
Dr. Selim Hassan, descubridor de la tumba de la reina Khentkaus I. Dorothy se
encargó de corregir, indexar e ilustrar tres de los diez volúmenes sobre el
descubrimiento. Organizó la biblioteca del egiptólogo y continuó
perfeccionando sus estudios sobre jeroglíficos. Tradujo al inglés la
enciclopedia Aegyptische Worterbuch, e incluso bordó, junto con la
esposa del doctor, diez grandes tapetes que recreaban escenas del antiguo
Egipto. Nueve de ellos se conservan hoy en día en la biblioteca Wilbour del
Museo de Brooklin, en Nueva York.
RESPETADA
POR TODOS
Durante los años siguientes, Omm
Seti siguió trabajando para el Servicio de Antigüedades, guiando a los
turistas en el templo de Seti y realizando bordados. De hecho, las
autoridades egiptólgicas de la época nunca la consideraron una loca, al
contrario, llegaron a decir de ella que era "indispensable para cualquier
misión arqueológica o trabajo serio en el área de Abydos".
En Abydos, Omm Seti continuó recibiendo visitas nocturnas de Seti I, según ella
misma. En una de ellas,el 29 de julio de 1972, el faraón
le dijo a propósito de la Atlántida que "cierto día un navegante
procedente de la isla de Creta me relató una historia similar. Según este
hombre, el mar Mediterráneo fue hace mucho tiempo una gran extensión de tierra
que cierto día se hundió. De este continente perdido solamente habían podido
salvarse las cimas de las montañas que hoy forman las islas griegas del
Egeo". Dos años más tarde, el 29 de agosto de 1974, en otro encuentro con
el faraón, éste habló a Omm Seti de la vida en otros planetas. De hecho, le relató algunos de sus viajes por esos
mundos sin especificar cómo llegó hasta allí. Según el rey, muchos de ellos
estaban habitados por seres humanos. El faraón llegó a hacer una curiosa
descripción de una ciudad con calles anchas y "cosas metálicas con
ventanas y asientos en el interior, pero que no tenían ni alas ni ruedas".
Omm
Seti murió en Abydos el 21 de abril de 1981. Ella misma había organizado su funeral. Dispuso
que su tumba mirara hacia Occidente, donde se ubica el reino de Osiris, para
contemplar cada mañana la salida de Re, el dios Sol,montado en su barca sagrada
y dispuesto a realizar su travesía diaria por los cielos de Egipto.