**¡Se acaba la enfermedad de Chagas eliminando el insecto!, eso se sabe hace mas de medio siglo, al parecer a los laboratorios les conviene la epidemia para poder venderles a la gente sus medicamentos. NO HAY VOLUNTAD DE LOS GOBIERNOS DE ELIMINAR LA ENFERMEDAD,, PRIORIZAN LAS GANANCIAS que DAN LOS PALIATIVOS. (Miguel A. Figueiras Gimenez/2025)
Informe 2025: El escenario global no es menor. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), entre 6 y 7 millones de personas en el mundo viven con tripanosomiasis americana,
también conocida como enfermedad de Chagas, mientras que aproximadamente 75 millones están en riesgo de infección, en su mayoría en América Latina.
En un
momento en que la medicina avanza hacia estrategias más personalizadas y
preventivas, la lucha contra el mal de Chagas da un paso decisivo: por primera vez, hay consenso
científico, guías clínicas y tratamientos avalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el plano global y por la Fundación Mundo Sano a nivel local, que permiten curar la enfermedad si
se detecta a tiempo.
Aunque se trata de una dolencia
endémica que lleva más de un siglo afectando a millones de personas, hoy la
posibilidad de interrumpir su transmisión vertical se convierte en un objetivo
alcanzable en el horizonte sanitario de varios países, incluida la Argentina.
Cada año se detectan unos 30.000
nuevos casos y se estima que más de 12.000 personas mueren a causa de
complicaciones vinculadas a la enfermedad. En cuanto a la transmisión
congénita, alrededor de 9.000 recién nacidos resultan infectados
anualmente en la región, de acuerdo con datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
En este contexto, Argentina
representa uno de los países con mayor carga de la enfermedad en el continente.
La OPS calcula que cerca de siete millones de personas en el país están
expuestas al riesgo de contagio, y que alrededor de 1,6 millones ya se
encuentran infectadas. Además, se estima que unos 1.300 bebés nacen
cada año con la enfermedad en el país, lo que reafirma su persistencia como
problema de salud pública y la necesidad de mejorar el diagnóstico temprano y
el acceso al tratamiento.
Además de los
esfuerzos nacionales, el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas, que se celebra
cada 14 de abril, busca aumentar la concientización sobre la importancia de la
detección temprana, el tratamiento adecuado y la prevención. La OMS y la OPS,
en colaboración con diversas organizaciones, hacen hincapié en la necesidad de integrar el diagnóstico y tratamiento de
la enfermedad en los sistemas de salud pública, especialmente en las
comunidades más vulnerables. A pesar de la disponibilidad de medicamentos
eficaces, como el benznidazol y el nifurtimox, el acceso a los mismos sigue
siendo limitado, especialmente en áreas rurales y de difícil acceso.
La enfermedad de
Chagas, causada por el parásito Trypanosoma
cruzi, aún es una de las enfermedades desatendidas más relevantes en
América Latina, con un fuerte componente socioeconómico. Su principal modo de
transmisión es a través de la picadura de triatominos infectados, pero también
puede transmitirse por vía congénita, transfusiones de sangre y consumo de
alimentos contaminados. La OPS advierte que el cambio en los patrones de
migración ha ampliado la presencia de la enfermedad en países no endémicos, lo
que subraya la necesidad de un enfoque global y coordinado para su control.
Aunque se suele
asociar al insecto triatomino —popularmente conocido como vinchuca— como principal transmisor,
actualmente la vía más frecuente de contagio es la transmisión
materno-infantil, es decir, de madre a hijo durante el embarazo o el parto.
Esta forma de
propagación se presenta incluso en zonas urbanas y ha cobrado mayor relevancia
debido a las corrientes migratorias desde áreas rurales, donde la enfermedad es
endémica, hacia las grandes ciudades.
La infección se
produce por contacto con las heces del insecto infectado, que ingresan al
organismo a través de mucosas o heridas. También puede transmitirse por
transfusiones de sangre contaminada o trasplantes de órganos, pero hoy la
atención se centra en lo que ocurre durante la gestación. El
riesgo de que una mujer infectada transmita el parásito a su bebé oscila entre el
5% y el 12%, una cifra significativa si se considera la cantidad de
mujeres en edad fértil que viven con la enfermedad sin saberlo.
El Trypanosoma cruzi, parásito causante
de la enfermedad, actúa en dos fases: aguda y crónica. La primera puede durar
unas semanas o hasta dos meses y, en muchos casos, transcurre sin síntomas
evidentes.
Cuando se presentan, pueden incluir fiebre, fatiga, inflamación
de ganglios, erupciones o el signo de Romaña, que es la hinchazón del
párpado. En esta etapa, el tratamiento antiparasitario es altamente
efectivo y puede alcanzar una tasa de curación cercana al 100%, especialmente
en niños y niñas.
Si la infección no
se trata a tiempo, evoluciona hacia una fase crónica, donde el parásito se
oculta en tejidos del corazón y del sistema digestivo. A
lo largo de los años, hasta el 30% de quienes no reciben tratamiento
desarrollan complicaciones cardíacas, y un 10% puede sufrir alteraciones
digestivas o neurológicas severas. La enfermedad avanza de forma
silenciosa y, en muchos casos, se detecta recién cuando se manifiestan
arritmias o insuficiencia cardíaca, que pueden provocar la muerte súbita.
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