SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



lunes, 28 de febrero de 2022

Menos nacimientos y más personas mayores: qué efectos causará la inminente disminución poblacional y cómo se prepara el mundo para este escenario.

 

Tanto en la Argentina como en la mayoría de los países se registra una caída sostenida en las tasas de natalidad, al mismo tiempo que la esperanza de vida de las personas es cada vez mayor. Se estima que para mediados de siglo la cantidad de muertes superará al nacimiento. Y esto tiene implicancias económicas, sociales y ambientales, que deben considerarse desde ahora.



Año a año, en la Argentina cada vez nacen menos bebés. Según registros oficiales, en la ciudad de Buenos Aires los nacimientos bajaron un 41% en la última década. Pasaron de casi 86.000 en 2010 a alrededor 50.000 en 2020. En la provincia de Buenos Aires, el número bajó casi un 30% en el mismo período de tiempo.

Esta tendencia descendiente en la cantidad de nacimientos no es novedad: en 1980, había 25 nacimientos cada 1.000 habitantes en el país. Y para 2018 había bajado a 15,4 nacimientos cada 1.000 habitantes.

¿Qué es la tasa de natalidad y cómo se calcula?

Gladys Massé, doctora en Demografía y magíster en Demografía Social, está a cargo de la Dirección de Estadísticas Sociales y de Población del INDEC, y explica que este fenómeno se debe a dos razones: “La baja de la tasa de la natalidad como indicador es fruto de la disminución del número de nacimientos pero también del aumento de la esperanza de vida al nacer. Porque de esta manera llegan más personas a edades avanzadas y estas personas se siguen contando en el denominador de la tasa. 



De todas formas, la disminución en el número de nacimientos, que es el numerador de esa tasa de natalidad, se correspondería más con el descenso en la tasa global de fecundidad. La tasa global de fecundidad es el número promedio de hijos que tiene una mujer, y en este caso se trataría de la disminución de ese número promedio en las mujeres en Argentina”.

Argentina no es para nada un caso excepcional. A lo largo y ancho del mundo, esta realidad se replica, y los expertos señalan que la tendencia a la baja en el número de nacimientos llegó para quedarse. 

En 1980, en el país había un promedio de 3,3 hijos por mujer. En 2010, ese promedio había bajado a 2,4 hijos por mujer, y en 2019, según la Dirección de Estadística de Información de Salud del Ministerio de Salud, se habría alcanzado una cifra récord de 1,8 hijos por mujer.

Las proyecciones estiman que para mediados de este siglo las muertes van a empezar a sobrepasar a los nacimientos. Y ahí vendría un efecto espiral. 

La explicación es simple: una vez que una tendencia demográfica arranca o toma envión, se disparara exponencialmente. Si hay menos nacimientos, hay menos gente para tener hijos, y así sucesivamente. Lo mismo pasa a la inversa. 


La fecundidad de reemplazo refiere a la fecundidad mínima que se necesita para que una población se mantenga en el tiempo sin disminuir su volumen. Para eso, se busca que una mujer tenga 2 hijos, para reemplazarse a sí misma y a su pareja. Suele cifrarse en 2,1 porque se agrega un decimal para compensar por las mujeres que no tienen hijos.

Tasa de natalidad mundial

China mantuvo durante varios años una política de ‘‘un solo hijo”. Se había establecido en 1979 porque en su momento las proyecciones auspiciaban un crecimiento sostenido que, si no se corregía, impedirían los programas de desarrollo, económicos y modernización que se proponía el Gobierno. Se considera que se evitaron entre 350 y 400 millones de nacimientos gracias a esta política. En 2016, ya atentos a esta baja en los nacimientos, el país abolió esta política y permitió que la población tuviera dos. Pero la medida no fue suficiente para frenar la caída en nacimientos.

Una noticia que es síntoma claro de todo esto fue cuando hace pocos días el gobierno chino anunció que va a empezar a permitir que la gente tenga tres hijos. Estados Unidos anunció que su tasa de fecundidad es la más baja en 40 años. Es de 1,6 hijos por mujer, cuando en 1950 era de 3. En países como India y México, la tasa de fertilidad está cayendo a 2,1 hijos por mujer o incluso menos. En Europa, el 25% de la población va a ser mayor de 65 para 2050, según estimaciones de las Naciones Unidas.

Durante el siglo XX, el desafío había sido el inverso: cómo lidiar con un boom de crecimiento demográfico, el más fuerte de la historia registrada. Se pasó de 1.600 millones de habitantes en el mundo en 1900 a 6.000 millones en el año 2000. 

 

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