SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



miércoles, 22 de febrero de 2017

Día de la Antártida Argentina: Un 22 de febrero de 1904 comenzó a flamear la bandera argentina en la isla Laurie, archipiélago de las Islas Orcadas del Sur.

Fue instituido por la Ley N° 20.872/74 de la Nación Argentina. A principios del 1900 se inaugura la actual base argentina de Orcadas en un hecho histórico que es esencial para afirmar y reafirmar la permanencia de los argentinos en el continente blanco. Es la primera y más antigua base permanente en instalarse en la Antártida.

Un 22 de febrero de 1904 comenzó a flamear la bandera argentina en la isla Laurie, archipiélago de las Islas Orcadas del Sur, cuando un grupo de personas se hizo cargo del observatorio instalado por el Sr. Bruce —científico escocés que había realizado una expedición a esas latitudes, se vio obligado a invernar en la isla, por lo que construyó una rudimentaria edificación e instaló un observatorio— que fue comprado por el Gobierno argentino, inaugurando, con ese acto, la actual base argentina de Orcadas en 1904, constituyéndose en la primera y más antigua base permanente en instalarse en la Antártida. 

El propósito de estos breves escritos tiene la intención de colaborar con el camino iniciado en estas tierras por los ciudadanos de los diversos paisajes de nuestro país y de otros lugares del mundo; porque saber de dónde viene esta provincia antártica es también saber hacia dónde nos dirigimos en la construcción de la identidad fueguina.
Existe un documento manuscrito del Sr. Hugo Alberto Acuña, único argentino presente en la isla Laurie en 1904, que tituló:



Observatorio Meteorológico Argentino “Orcadas Australes”

Enviado por la Oficina Meteorológica Argentina para hacernos cargo del Observatorio Meteorológico y Magnético instalado en las Orcadas del Sud por el Sr. Bruce, jefe de la expedición antártica escocesa; partimos de Buenos Aires el 21 de enero de 1904 a bordo del “Scotia” a ponernos a las órdenes del señor Roberto C. Mossman que estaba al frente del personal dejado en las islas por la expedición escocesa y que la Oficina Meteorológica Argentina nombró jefe del Observatorio. El personal que la oficina meteorológica argentina enviaba para ponerse a las órdenes del Sr. Mossman lo componían los Sres. Luciano H. Valette, Szmula y quien suscribe.
El 31 de enero de 1904 llegamos a Puerto Stanley, Islas Malvinas, y después de diez días de estadía empleados en hacer carbón y recorrer las máquinas, hicimos rumbo a las Orcadas a las que arribamos el 14 de febrero a las ocho de la mañana.[…]

Enseguida se empezó la descarga de todo lo que contenía el “Scotia” para el observatorio como ser instrumentos varios […] Conjuntamente con la descarga se construye un depósito para víveres y carbón quedando todo listo el 20 de febrero y dejando lugar […] fue después de unas […] el Sr Bruce nos hizo entrega del observatorio como lo publicó La Nación del 9 de julio del año pasado.
El 22 de febrero a mediodía el “Scotia” levó anclas quedando […] —nosotros— solos y librados a nuestra propia suerte en esta solitaria isla.

El observatorio y la cabaña de piedra se encuentra situado en un extremo casi cuadrado de unos 300 metros de lado, al NO y SE dos bahías, […] La cabaña está situada sobre la bahía Scotia a unos 30 metros de la línea de bajamar. Las paredes de 1 ½ de espesor están construidas de pura piedra forrada con lona y con doble pared de piedra como defensa exterior —el techo de cumbrera de madera y lona, la cabaña de unos 14 metros cuadrados terminados por dos pequeñas ventanas mirando al Norte una y la otra al Sudeste—.
Todo el moblaje de la cabaña lo constituye una pequeña biblioteca, una cómoda, una mesa, cuatro banquitos y cinco cofres. La cocina que sirve también de estufa como así mismo un estante para útiles de cocina y comedor está situada en esa pieza donde se da también en todos los espacios disponibles y aun cargados del techo, valija, paquetes, escopetas e instrumentos en general. 
Esta vivienda tan modesta es para nosotros muy querida y tratamos de conservarla a fuerza de grandes sacrificios —es un verdadero chalet de invierno […]

A pocos pasos de la cabaña se encuentra situado el Observatorio Meteorológico y algo más lejos la casilla para las observaciones magnéticas —Los instrumentos del observatorio lo componen barómetros, barógrafos, termómetros en general, termógrafos, higrómetros, cronómetros, heliógrafos [...] nevometros, anemómetros, brújulas e instrumentos para las observaciones magnéticas, todo de lo más moderno y completo.

Desde el día de nuestra llegada se comenzaron las observaciones meteorológicas horarias consistentes en lecturas de barómetros y termómetros adjuntos; termómetros seco y húmedo; anemómetros, observaciones de estado del tiempo, viento, dirección y fuerza; estado del cielo, nubes, formas y dirección; lectura termómetros de máxima y mínima a 12 p.m., lectura del termómetro solar a la puesta del sol y temperatura del mar a las 12 p.m., la cantidad de lluvia o nieve precipitada de media a 9 a.m.
Todas estas observaciones fueron hechas sin interrupción hora por hora durante todo el año como las observaciones magnéticas que se efectuaban dos veces por semana.
El trabajo meteorológico quedó dividido en cuatro partes; de 11 p.m. a 4 a.m.; de 5 a.m. a 10 p.m. guardias que se cambiaban semanalmente.
Una vez que estuvo en orden y nosotros perfectamente instalados el Sr. Valette dio comienzo a sus estudios zoológicos, matando las primeras focas y fondeando en la bahía una masa para la pesca de animales marinos.
En los momentos de ocio nos ejercitábamos patinando en los “sky” noruegos, sport completamente nuevo para nosotros. Nuestro maestro en este ejercicio era el cocinero Smith, escocés, hombre que ha pasado la mayor parte de su vida entre los hielos, dedicados a la caza de ballenas y focas.
Nuestro régimen alimenticio ha sido siempre bueno y abundante, compuesto de tres comidas diarias y grandes tazas de café o chocolate a la hora de acostarse. Entre nuestros alimentos se contaba la carne de pingüino, un poco negra pero muy agradable al paladar, tanto que la hemos comido todos los días.
Poco a poco nos fuimos habituando a vivir entre el hielo y soportar vientos y nevadas, empezando a hacer algunas ascensiones al “glaciar” y desde alguna altura dar cuenta de la configuración del terreno. Todo es montañoso y cubierto completamente por hielos eternos, que empiezan en la cumbre de todos los cerros y llegan hasta la superficie del mar.
Al parecer, la única parte llana de las tierras es el istmo Observatorio, formado por pequeños rodados.

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