El mundo ha cambiado drásticamente. Ya no vivimos en
un mundo deshabitado, con relativamente pocos seres humanos con sus utensilios.
Ahora vivimos en la «era del Antropoceno», en un mundo colmado, en el cual la
actividad humana está alterando drásticamente sus sistemas ecológicos de
subsistencia.
Nuestros conceptos y modelos económicos tradicionales
fueron desarrollados en un mundo vacío. Si queremos crear una prosperidad
sostenible, si buscamos «mejorar el bienestar humano y la equidad social,
reduciendo significativamente los riesgos ambientales y la escasez ecológica»,
vamos a necesitar una nueva visión de la economía y su relación con el resto
del mundo, una visión que esté mejor adaptada a las nuevas condiciones que
enfrentamos.
Vamos a necesitar una economía que respete los
límites del planeta, que reanude la dependencia del bienestar humano con las
relaciones sociales y la justicia, y que reconozca que el objetivo final es el
bienestar humano real y sostenible, no sólo el crecimiento del consumo
material.
La nueva visión reconoce que la economía está
integrada en una sociedad y cultura que a su vez están integradas en un sistema
ecológico vital, y que la economía no puede crecer para siempre en este planeta
finito.
La celebración del Día Mundial de la Justicia Social
busca apoyar la labor de la comunidad internacional encaminada a erradicar la
pobreza y promover el empleo pleno y el trabajo decente, la igualdad entre los
sexos y el acceso al bienestar social y la justicia social para todos.
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