Día Mundial del Medio Ambiente.
No es una celebración, porque poco hay para festejar, pero sí es una
jornada de concientización. El presidente norteamericano Donald Trump se
asoció de manera literal: con el anuncio de su decisión de retirar a
los Estados Unidos de los acuerdos sobre cambio climático puso de
relieve que conciencia es lo que más falta. En quienes mandan.
Cada hora el tráfico de fauna silvestre le otorga un millón de dólares
de ganancia a los que comercian ilegalmente tortugas terrestres,
papagayos o cuernos de rinoceronte. Cada hora una minera a cielo abierto
consume medio millón de litros de agua para convertir la montaña en oro
para hacer lingotes. Cada hora los océanos del mundo reciben mil
toneladas de plástico en forma de basura, en un planeta cuyos líderes
arengan contra el uso de los combustibles fósiles. Cada hora desaparecen
400.000 árboles en el mundo para producir papel. Cada hora la atmósfera
reciben cinco mil millones de kilos de dióxido de carbono que provoca
el calentamiento global. Cada hora la selva amazónica pierde 60
hectáreas: el equivalente a 120 canchas de fútbol. Todo eso pasa en sólo una hora: incluso, multiplicada por 24, durante la efeméride que promete respetar el ambiente.
No usar pieles: La población mundial aprendió que el consumo suntuario y fácilmente
reemplazable de los tapados de armiño provoca la muerte a 140 millones
de animales silvestres cada año,
Usar Bicicleta: Gran parte de la humanidad comprendió que la bici es mucho más que un
buen ejercicio para las piernas. Que es mucho más que el elemento más
práctico para moverse en las ciudades.
No Cazar: Aunque no parezca, la caza contamina: sola la caza deportiva de palomas
en la provincia de Córdoba deja sobre el suelo 400 toneladas de plomo
por año, provenientes de los perdigones.
No usar pieles: La población mundial aprendió que el consumo suntuario y fácilmente
reemplazable de los tapados de armiño provoca la muerte a 140 millones
de animales silvestres cada año, y que por cada dos animales asesinados
para convertirse en estola hay uno que muere solo como efecto colateral.Usar la bicicleta: Gran parte de la humanidad comprendió que la bici es mucho más que un
buen ejercicio para las piernas. Que es mucho más que el elemento más
práctico para moverse en pequeñas ciudades. No cazar:Que, aunque no parezca, la caza contamina: sola la caza deportiva de
palomas en la provincia de Córdoba deja sobre el suelo 400 toneladas de
plomo por año, provenientes de los perdigones.
Consumir responsablemente: Suele decirse que el día en el que los consumidores
rechacen simultáneamente un producto por contaminante, la empresa que lo
produce se hará a la fuerza más ecológica. Aprender a ser consumidores
responsables supone elegir aquel producto cuyo proceso sea menos agresivo para
el ambiente. Bajarse del automovil: Es cierto que muchas veces contamos con la coartada
que supone un sistema de transporte ineficiente y, para colmo, contaminante.
Pero eso no alcanza para justificar el endiosamiento del auto particular como
modo excluyente de movilidad. Su aporte en gases de efecto invernadero, su
incidencia negativa en la salud pública, ya sea a través de los accidentes como
del incremento del estrés, su relación costo-beneficio, en precio, en tiempo,
en salud y en contaminación es cada vez peor. La población bien conoce estos
factores, pero aun así no aprendemos a bajarnos del auto.
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