SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 12 de agosto de 2021

¡ALERTA! La dieta vegana afecta el crecimiento neuronal de los niños-

 

Era fines de la década de 1880 en la ciudad de Rajkot, India. La reunión debía tener lugar a orillas del río local, y la discreción era esencial.

Mahatma Gandhi, que era solo un adolescente en ese momento, no les había dicho a sus padres a dónde iba; si se hubieran enterado, se habrían muerto del shock.



Resulta que Gandhi estaba haciendo un picnic. Y en esta ocasión el futuro héroe nacional de India, y uno de los vegetarianos más famosos de la historia, no planeaba comer sándwiches de pepino. No, por primera vez en su vida iba a comer carne.

Como contaría luego en su biografía, Gandhi fue criado como un estricto hindú Vaishnava, por lo que nunca había visto carne antes de este fatídico día.

Pero su compañero de picnic era un personaje sombrío que tenía una obsesión inusual: estaba convencido de que la carne era la clave para ser física y mentalmente fuerte.

Al final, Gandhi se animó a probar la carne. Era dura como el cuero.

La idea de que evitar la carne es mala para nuestro cerebro tiene sentido desde lo intuitivo.

Los antropólogos han estado discutiendo acerca de lo que comieron nuestros antepasados durante décadas, pero muchos piensan que se masticaron muchos huesos y se sorbieron muchos cerebros en el camino hacia la evolución de estos notables órganos de 1,4 kg.

Algunos incluso han llegado a decir que el consumo de carne es lo que nos hizo humanos.

Una razón es que la inteligencia es costosa: el cerebro devora alrededor del 20% de nuestras calorías diarias, aunque solo representa el 2% de nuestro peso corporal.



Y qué mejor manera de encontrar la enorme variedad de grasas, aminoácidos, vitaminas y minerales que estos órganos exigentes requieren que comiendo animales, que ya los han recolectado o creado minuciosamente.

Pero aunque es difícil imaginar a nuestros antepasados eligiendo comer nabos en lugar de atún, hoy la historia es diferente.

Según las últimas estadísticas, hay alrededor de 375 millones de vegetarianos en el planeta.

En Occidente, el veganismo ha abandonado el estigma hippie para convertirse en una de las tendencias milenarias de más rápido crecimiento.

En Estados Unidos creció un 600% entre 2014 y 2017. Mientras tanto, en India, las dietas sin carne han dominado desde el siglo VI a.C.

Por un lado, la reciente preocupación por las brechas nutricionales en las dietas basadas en plantas ha dado lugar a una serie de titulares alarmantes, incluida una advertencia de que pueden retrasar el desarrollo del cerebro y causar daños irreversibles al sistema nervioso.

En 2016, la Sociedad Alemana de Nutrición llegó a afirmar categóricamente que, para niños, mujeres embarazadas o lactantes y adolescentes, no se recomiendan las dietas veganas, lo que ha sido respaldado por una revisión de la investigación realizada en 2018.

En Bélgica, forzar a tus hijos a comer una dieta vegana puede llevarte a pasar tiempo en prisión.

Pero, por otro lado, si abstenerse de comer carne tuviera un impacto real en nuestro cerebro, uno pensaría que ya nos habríamos dado cuenta.

Entonces, ¿está realmente dañando nuestros intelectos, o todo esto es solo miedo a lo desconocido?

Idealmente, para probar el impacto de la dieta vegana en el cerebro tomarías a un grupo de personas seleccionadas al azar, le pedirías a la mitad que deje de comer productos de origen animal y luego verías qué sucede

Pero no hay un solo estudio que sea así.

En cambio, la única investigación parecida hizo lo reverso: se llevó a cabo en 555 escolares en Kenia, que fueron alimentados con uno de tres tipos diferentes de sopa -con carne, con leche o con aceite- o no recibieron sopa, durante siete períodos escolares.

Fueron examinados antes y después, para ver cómo se comparaba su inteligencia.

Debido a sus circunstancias económicas, la mayoría de los niños eran vegetarianos de facto al comienzo del estudio.

Sorprendentemente, los niños que recibieron la sopa que contenía carne cada día parecían tener una ventaja significativa.

Al final del estudio, superaron a todos los demás niños en una prueba de razonamiento no verbal.

Junto con los niños que recibieron sopa con aceite, también fueron los mejores en una prueba de habilidad aritmética.

Por supuesto, se necesita más investigación para verificar si este efecto es real y si también se aplicaría a adultos en países desarrollados. Pero plantea preguntas intrigantes sobre si el veganismo podría estar frenando el desarrollo mental de algunas personas.

De hecho, hay varios nutrientes cerebrales importantes que simplemente no existen en plantas u hongos.

La creatina, carnosina, taurina, EPA y DHA omega-3 (el tercer tipo se puede encontrar en las plantas), el hierro hemo y las vitaminas B12 y D3 generalmente solo se encuentran naturalmente en alimentos derivados de productos animales, aunque pueden sintetizarse en el laboratorio o ser extraídos de fuentes no animales como algas, bacterias o líquenes, y agregado a suplementos.

Otros se encuentran en alimentos veganos, pero solo en pequeñas cantidades.

Para obtener la cantidad mínima de vitamina B6 requerida cada día (1,3 mg) de una de las fuentes vegetales más ricas, la papa, debe comer aproximadamente cinco tazas (equivalente a aproximadamente 750 gr).

Y aunque el cuerpo puede producir algunos de estos compuestos cerebrales vitales a partir de otros ingredientes en nuestras dietas, esta capacidad generalmente no es suficiente para compensar estas grietas en la dieta.

Para todos los nutrientes enumerados anteriormente, se ha demostrado que los vegetarianos y veganos tienen cantidades más bajas en sus cuerpos.

En algunos casos, la deficiencia no es la excepción, es completamente normal.

Por ahora, el impacto que estas deficiencias están teniendo en la vida de los veganos es en gran medida un misterio. Pero una pequeña cantidad de estudios recientes han proporcionado algunas pistas, y lo que dicen es inquietante.

"Creo que el hecho de que se están popularizando las dietas basadas en plantas está teniendo algunas repercusiones reales", dice Taylor Wallace, científico experto en alimentos y CEO de la firma de consultoría de nutrición Think Healthy Group.

"No es que lo basado en plantas sea inherentemente malo, pero no creo que estemos educando a la gente lo suficiente sobre los nutrientes que se derivan principalmente de los productos animales".

Uno de los desafíos más conocidos para los veganos es obtener suficiente vitamina B12, que solo se encuentra en productos de origen animal como los huevos y la carne.

Otras especies lo adquieren de bacterias que viven en sus tractos digestivos o heces.

Lo absorben directamente o lo ingieren comiendo su propia caca, pero desafortunadamente (o afortunadamente, dependiendo de cómo se lo mire) los humanos tampoco pueden hacer esto.

"Hay algunos casos trágicos de niños cuyos cerebros no se desarrollaron debido a que sus padres eran veganos mal informados", dice David Benton, quien estudia el vínculo entre nuestras dietas y la química cerebral en la Universidad de Swansea.

Un niño, por ejemplo, no podía sentarse o sonreír. Otro entró en coma.

Más adelante en la vida, la cantidad de vitamina B12 en la sangre de una persona se ha correlacionado directamente con su coeficiente intelectual.

En los ancianos, un estudio encontró que los cerebros de aquellos con B12 más bajo tenían seis veces más probabilidades de encogerse.

Aun así, niveles bajos de B12 es algo muy extendido entre los veganos. Un estudio británico encontró que la mitad de los veganos analizados tenían una deficiencia.

En algunas partes de la India, el problema es endémico, posiblemente como consecuencia de la popularidad de la dieta sin carne.

También falta hierro

Otro nutriente que escasea en la dieta vegana típica es el hierro. Aunque a menudo lo asociamos con la sangre, el hierro también desempeña un papel destacado en el desarrollo del cerebro y es esencial para mantener el órgano sano durante toda nuestra vida.

Por ejemplo, un estudio de 2007 encontró que administrar suplementos de hierro a mujeres jóvenes condujo a importantes ganancias intelectuales.

En aquellas cuyos niveles de hierro en sangre aumentaron en el transcurso del estudio, su desempeño en una prueba cognitiva mejoró entre cinco y siete veces, mientras que las participantes cuyos niveles de hemoglobina aumentaron, experimentaron mayor velocidad de procesamiento.

Es sorprendentemente fácil caer en una deficiencia de hierro, a pesar de que constituye el 80% de la masa interna de nuestro planeta.

Los veganos son particularmente propensos, porque el tipo de hierro que el cuerpo absorbe más fácilmente es el "hierro hemo", que solo se encuentra en las proteínas animales.

Un estudio alemán encontró que el 40% de los veganos que participaron del trabajo consumían menos de la cantidad diaria recomendada.

Otras deficiencias comunes entre los veganos incluyen D3, omega-3, selenio, ácido fólico y yodo.

Aunque el cuerpo puede producir D3 cuando la piel está expuesta a la luz solar, esto no compensa el faltante en las dietas de los veganos.

 

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