El Papa Francisco insistió este 5 de noviembre en la
necesidad de establecer una política de acogida a refugiados y mostró su
extrañeza ante la indiferencia con la que el mundo asiste a las muertes de
migrantes en el Mediterráneo y otros lugares.
“¿Qué le pasa
al mundo de hoy que, cuando se produce la bancarrota de un banco de inmediato
aparecen sumas escandalosas para salvarlo, pero cuando se produce esta
bancarrota de la humanidad no hay casi ni una milésima parte para salvar a esos
hermanos que sufren tanto?”, se preguntó. “El Mediterráneo se ha convertido en
un cementerio, y no solo el Mediterráneo. Tantos cementerios junto a los muros,
muros manchados de sangre inocente”.
En una audiencia concedida a los
participantes del tercer encuentro mundial de los Movimientos Populares,
Francisco recordó que “nadie debería verse obligado a huir de su Patria. Pero
el mal es doble cuando, frente a esas circunstancias terribles, el emigrante se
ve arrojado a las garras de los traficantes de personas para cruzar las
fronteras, y es triple si al llegar a la tierra donde creyó que iba a encontrar
un futuro mejor, se lo desprecia, se lo explota e incluso se lo esclaviza”.
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