El 5 de noviembre del año 1884 se crea en la Ciudad de Buenos Aires, la Biblioteca Nacional de
Maestros. Esta institución, que fue fundada por Sarmiento como una
oficina de libros y documentación educativa, consolidada por la Ley de Educación Común en 1884
y modernizada por Leopoldo Lugones en
los albores del siglo XX, ofrece un abanico de servicios y productos, tanto
in-situ como virtuales, con el objetivo de brindar un entorno innovador que
facilite la formación de los actores de la comunidad educativa y la ciudadanía
en general.
En
los últimos quince años se ha transformado en un referente nacional para la
gestión de la información y el conocimiento en bibliotecas escolares y
especializadas, archivos escolares, museos de escuela, centros de información y
documentación educativa y bibliotecas pedagógicas de las distintas
jurisdicciones nacionales.
Una institución consolidada
En el año 1938, luego de
la muerte de Leopoldo Lugones, Nicolás Coronado, fue nombrado director -el
interinato fue cubierto por Alfonso de Laferrére- recordado por su estricta
fiscalización del personal en sorpresivas visitas a la sala de lectura para
supervisar la atención a los usuarios.
En estos años la biblioteca es nombrada Leopoldo Lugones y
constituye uno de los tesoros más preciados de nuestro pais. Además, se
recibieron importantes donaciones como las de los profesores Pablo A. Pizzurno
y Mariano de Vedia.
En 1948,
aproximadamente, Nicolás Coronado decide alejarse del cargo por decisión propia
y la dirección pasó a manos de Nicolás A. Rivero, quien permaneció por más de
treinta años en su cargo, tratando siempre de modernizarla, adaptándola a los
nuevos tiempos y al progreso de las comunicaciones.
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