El evento se desarrollara en el Polideportivo del Club Mariano Acosta,
se darán cita además de personalidades de la cultura y el deporte, la música,
entidades escolares, artesanos, autos antiguos, la llegada de una maquina de
tren a carbón, comidas típicas, etc. -Un evento imperdible-
Una visión del Futbol y la
Cultura : Son muchos los que consideran al
fútbol como una forma de cultura. Se trata de una opinión discutible. Los
Juegos Olímpicos definieron en la
Grecia de Fidias y Praxíteles, de Eurípides y Platón, una
manera de interpretar la vida. Pero solo
tangencialmente o por extensión se pueden entender los espectáculos deportivos
como manifestaciones culturales.
La literatura, la pintura, la
escultura, la arquitectura, la música, la danza, la filosofía, la ciencia, el
cine y las artesanías se encuentran en la médula de las manifestaciones
culturales. El deporte, no. Es otra cosa, aunque tangencialmente roce el mundo
de la cultura.
En la mayor parte de los países, el fútbol ha adquirido una dimensión de tal envergadura que exige un tratamiento aparte. Es innegable la parálisis que se produce cuando se celebran determinados partidos tanto a escala nacional como internacional. Arnold J. Toynbee afirmaba que el historiador no puede quedarse ajeno al incendio popular por el deporte rey.
Hay una épica futbolística que
desentumece las reivindicaciones históricas. El Brasil vencedor o la Argentina triunfadora
sobre los equipos nacionales europeos descarga el sentimiento de desquite
contra el colonialismo de muchos siglos. Pelé y Maradona sepultaron a Pizarro y
a Cortés. Si Portugal derrota a España, la sombra de Aljubarrota planeará sobre
las crónicas periodísticas. En la
España vencedora de Inglatera, en los mundiales de Brasil en
1950, se habló de “la pérfida Albion”.
Y si nuestra nación
hubiera caído hace unos días en el partido contra Francia se habría recordado
la batalla de Rocroi. Los
negros que vertebran los grandes equipos europeos significan en algunos
aspectos el despropósito de la política antirracista y de la opresión atroz que
el blanco ejerció en África. La esclava negra se despereza, signo de selva el
suyo, con sus collares rojos, sus brazaletes de oro curvo y ese caimán oscuro
nadando en el Zambeze de sus ojos. Los orgullosos equipos europeos se han
teñido de negros para mantener su capacidad deportiva.
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