SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 22 de junio de 2021

Deben preocuparse los hombres ante pequeños trastornos urinarios-

 En los últimos años se ha popularizado la atención sanitaria dirigida al mantenimiento del buen estado del suelo pélvico. Sin embargo, en prácticamente todos los casos se hace en referencia a la salud de la mujer durante el embarazo, el posparto y el envejecimiento.



La realidad es que el sexo masculino también es sensible a trastornos urosexológicos de tipo muscular. Es decir, a patologías que alteran la micción, la defecación y/o las relaciones sexuales por culpa de alteraciones del periné. Así es como se llama al conjunto de músculos, tendones y ligamentos que forman el suelo pélvico.

En ocasiones, estos problemas tienen como origen la práctica de deportes como el ciclismo, el rugby, el atletismo o el tenis.

Aunque, en la mayor parte de los casos, en el sexo masculino los originan otras patologías como la hiperplasia benigna de próstata y el cáncer prostático. La hiperplasia benigna de próstata es una enfermedad muy frecuente y cuya incidencia aumenta con la edad.

Se estima que alrededor del 70 % de hombres mayores de 50 años presentan esta alteración. Se trata de una enfermedad totalmente independiente del cáncer. Puede coexistir con un tumor maligno, pero no degenera en él obligatoriamente.

Característicamente, el cáncer de próstata se desarrolla en la periferia de esta estructura. Sin embargo, el adenoma se relaciona íntimamente con la uretra.

Un hombre debiera sospechar de que puede haber desarrollado un adenoma benigno de próstata si siente dolor durante la micción, tiene micciones intermitentes (como a empujones), sus micciones son débiles (de "chorrito flojo"), le salen gotas tardías de orina una vez finalizada la micción y nota que aumenta el número de micciones diarias y nocturnas.

Todos esos síntomas hacen que aparezcan (o se agraven si ya se tenían de antes) las hernias inguinales y las hemorroides. Ambas por el esfuerzo asociado a la micción y la repetición continuada del mismo (por el aumento de la frecuencia miccional). Es decir, la solicitación excesiva y repetitiva de la musculatura del periné.

Además, la necesidad de realizar fuerza de expulsión para orinar (habitualmente en apnea, esto es, conteniendo la respiración) provoca aumentos de la presión intraabdominal.

Este fenómeno, que podría parecer independiente, provoca un desplazamiento hacia abajo de las vísceras del abdomen y el consecuente abombamiento del periné hacia los pies. Estos abombamientos, repetidos en el tiempo, debilitan progresivamente la musculatura perineal.

Al final, se inicia un círculo vicioso en el que los hombres necesitan generar cada vez más fuerza, lo que aumenta más la presión intraabdominal y deforma más todavía el periné. Para colmo de males, el periné, cada vez más débil, se vuelve progresivamente más deformable y, en consecuencia, menos apto para contener la orina.

Es el momento en el que se instaura la incontinencia urinaria.

Hay que decir que este proceso de esfuerzo muscular, aumento de presión intraadbominal y deformación perineal se produce de forma homóloga en los casos de estreñimiento. Por tanto, si coexisten ambos problemas, el cuadro clínico provocado será más grave y avanzará más rápidamente.

Los escapes de orina en los hombres también son frecuentes como efecto secundario de la resección endoscópica del adenoma y cáncer prostáticos. Esta intervención puede afectar a algunas estructuras de la uretra, especialmente su pared muscular.

Además, en los casos de tumoración maligna, si es necesario aplicar tratamiento de radioterapia y/o quimioterapia, también es normal que aparezcan cuadros de incontinencia (o se agraven los preexistentes).

Ambos tratamientos de medicina nuclear reducen la capacidad de respuesta muscular en general y de la zona a tratar en particular.

El fenómeno es más grave tras el tratamiento con quimioterapia cuando daña la función nerviosa. En ese caso se agravan las pérdidas de orina y es habitual que aparezca impotencia sexual.



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