Luchar para que no haya “descartados” en la
sociedad y evitar “manosear” las leyes impresas en la naturaleza del hombre
debe ser una prioridad para aquellos que se dedican a la medicina y al estudio
de las ciencias, afirmó el Papa Francisco ante 35.000 cardiólogos de 140 países
reunidos en la Feria
de Roma para su congreso anual.
“Debemos luchar para no
haya ‘descartados’ en esta cultura del descarte que viene propuesta”, dijo para
asegurar a continuación que tienen “la posibilidad de verificar que hay leyes
impresas en la misma naturaleza que ninguno puede manosear sino solo
‘descubrir, usar y ordenar’, porque la vida corresponda
siempre a las intenciones del Creador”.
A este respecto, añadió que
“es importante que el hombre de ciencia, mientras se mide con el gran misterio
de la existencia humana, no se deje vencer por la tentación de sofocar la
verdad”.
Después de la Audiencia General
en la Plaza de
San Pedro, el Santo Padre se trasladó en automóvil hasta la Feria de Roma, un gran
espacio donde tienen lugar exposiciones y grandes congresos y encuentros,
situado en las afueras de la ciudad.
“Ustedes se ocupan del cuidado del corazón; ¡y
cuánta simbología se esconde en esta palabra y cuantas expectativas vienen
repuestas en este órgano humano!”, dijo al dirigirse a ellos.
“Estoy seguro de que
encontrándose ustedes frente a este libro de la vida, que lleva en sí tantas
páginas que descubrir, se acercan con miedo y temor”.
El Papa recordó que “el
Magisterio de la Iglesia ha siempre afirmado la importancia de
la búsqueda científica para la vida y la salud de las personas”. Por eso,
“también hoy la Iglesia
no solo les acompaña en este arduo camino, sino que se hace promotora y quiere
sosteneros, porque comprende que todo lo que está dedicado al efectivo bien de
la persona es siempre una acción que proviene de Dios”.
Francisco también señaló
que “el estudioso puede y debe investigar, sabiendo que el desarrollo de las
ciencias filosóficas empíricas y de las competencias prácticas que sirven al
más débil y enfermo es un servicio importante que se inscribe en el proyecto
divino”.
“La apertura a la gracia de
Dios, hecha trámite la fe, no lesiona la mente, es más, la empuja a ir
adelante, a un conocimiento de la verdad más amplia y útil para la humanidad”.
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