Compuesta por un 98 % de cloruro de
sodio su origen está en una mina de Pakistán. En los últimos años se ha
popularizado un tipo de sal de un
vistoso color rosa, una cuidada presentación y una exótica procedencia: la sal del Himalaya.
A un precio siete veces mayor que la
sal de mesa, sus propiedades, sin embargo, no difieren demasiado. Entonces,
¿qué hace de este producto algo realmente atractivo? ¿Es todo lo que se vende
realmente del Himalaya?
La sal
común tiene un 99 % de cloruro de sodio mientras que la sal del Himalaya es un 98 % de cloruro de sodio, por lo tanto ambas
tiene prácticamente la misma cantidad de sodio. Se ha ganado su fama de más
saludable por tener un 2 % de minerales traza, como potasio,
magnesio y calcio, pero, según los nutricionistas, el aporte de la sal
rosada al valor diario recomendado de cada uno de estos minerales es
insignificante en comparación con lo que aportan otros alimentos que sí se
consideran fuentes de esos minerales.
El precio es la principal diferencia entre
la sal del Himalaya (entorno a 7 euros/kg) y la sal común (0,30 euros/kg). Los
expertos justifican este elevado precio al origen y su cuidada presentación.
Aunque su nombre sugiere que proviene
del entorno puro del Himalaya, la realidad es que se obtiene a cientos de
kilómetros de esta cordillera. Para ser exactos en las estribaciones de las
montañas del Himalaya en Pakistán.
La sal
rosada se obtiene de la famosa mina de
sal de Khewra en Punjab y es la única fuente de sal rosa del mundo,
con un rendimiento de más de 350.000 toneladas al año. Las reservas de sal en
la mina se estiman entre 82 y 600 millones de toneladas. La mina consta de
diecinueve pisos, de los cuales once están bajo tierra.
Para saber si la sal
del Himalaya es auténtica la nutricionista Livia Salustiano Costa, explica un
método rápido y sencillo. Colocar una pequeña cantidad del sal en un vaso con
agua y agitar: «Si el líquido se tiñe de tonalidad rosada es porque contiene
colorante en su composición y, por lo tanto, es sal falsificada», explica la
nutricionista.
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