SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 9 de agosto de 2022

“HAY LEYES que DEBEN DUPLICARSE en el MUNDO” Panamá promulga una Ley que garantiza el «derecho a existir, persistir y regenerarse» del mundo natural.

 

TODAS la IMÁGENES CORRESPONDEN a PANAMÁ: El país se une a una serie de países que han adoptado un movimiento legal que otorga a la tierra, los árboles, los ríos, los arrecifes de coral y las montañas derechos legales únicos, similares a los de los seres humanos, las empresas y los gobiernos.



Panamá es el último país en reconocer los derechos legales de la naturaleza, dando a los ecologistas una nueva herramienta para luchar contra el daño ecológico. Tras algo más de un año de debate en la Asamblea Nacional de Panamá, el Presidente Laurentino Cortizo firmó una legislación que define la naturaleza como «una comunidad única, indivisible y autorregulada de seres vivos, elementos y ecosistemas interrelacionados entre sí que sostiene, contiene y reproduce a todos los seres».



La legislación incluye seis apartados de derechos extendidos a la naturaleza, entre ellos el «derecho a existir, persistir y regenerar sus ciclos vitales«, el «derecho a conservar su biodiversidad» y el «derecho a ser restaurada después de haber sido afectada directa o indirectamente por cualquier actividad humana».

Panamá se suma ahora a Bolivia, Nueva Zelanda, Bangladesh, Ecuador, Brasil, Colombia y México, entre otros países, que han emitido decisiones judiciales, promulgado leyes o enmendado constituciones que reconocen los derechos legales de la naturaleza.



La legislación también impone nuevas obligaciones al gobierno panameño, incluyendo el requisito de que sus planes, políticas y programas respeten los derechos de la naturaleza. La ley ordena al gobierno desarrollar procesos de fabricación y políticas energéticas que salvaguarden los ecosistemas, y requiere que el gobierno promueva los derechos de la naturaleza como parte de su política exterior.



Panamá, famosa por su canal que separa Centroamérica y Sudamérica, es rica en biodiversidad, con vastas extensiones de selva tropical y manglares que albergan más de diez mil especies de plantas y animales como el jaguar y el oso de anteojos. Zonas como las regiones de Darién y Veraguas también albergan pueblos indígenas. Sin embargo, estas zonas se han visto amenazadas por el desarrollo y la actividad extractiva.

Entre 2002 y 2020, el país, que tiene la mitad del tamaño de Pensilvania, perdió unas 194.000 hectáreas de bosque tropical húmedo, uno de los tipos de bosque con mayor diversidad biológica, según Global Forest Watch. Se trata de una superficie cuatro veces y media mayor que la de Washington, D.C.

Panamá es uno de los 25 países más megadiversos a nivel mundial, jugando un papel fundamental en la preservación de la biodiversidad y la mitigación del cambio climático.

 

 

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