SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



sábado, 24 de agosto de 2024

Cuando baja el PARANA aumentan los riesgos de ser atacados por las pirañas.

 

El director de Recursos Naturales y Gestión del Ministerio de la Producción y Ambiente de la provincia, en comunicación con la Agencia de Noticias Formosa (AGENFOR) aseguró que “es normal la problemática de las pirañas en los ríos”.

 

Explicó, sin embargo, que “el problema se vuelve superior cuando el río está muy bajo, ya que la actividad de las pirañas y la mayoría de los peces está directamente relacionada a la temperatura del agua”.  





E indicó que, por lo tanto, “cuando el agua está más fría la actividad de la piraña disminuye, en cambio, cuando es más caliente está se acrecienta”.

A la vez, “en particular, la piraña es un pez que anda en cardumen y es un predador voraz que siempre genera inconvenientes”, remarcó, pero al mismo tiempo advirtió que la problemática se acrecienta “cuando el agua del río está más bajo” ya que “los peces en sí están confinados en un espacio más pequeño”.



Es por esa razón que, “normalmente, los ataques de pirañas se dan con mayor frecuencia en las zonas más playas”; y también dijo que están más expuestas a la agresión, “las personas que se quedan quietas en el agua, no así las que están en movimiento”.

Eso se debe, justificó, a “la turbulencia que genera el cuerpo cuando se mueve en el agua y hace, muchas veces, que el pez no ataque”.



La temperatura del agua

A la vez, el director de Recursos Naturales y Gestión razonó que “hoy tenemos que pensar que la temperatura del río debe estar cercana a los 26 a 28 grados, lo es una temperatura altísima para el agua”, la cual “si tomamos en cuenta que los peces no regulan su temperatura, sino que están en relación a la que hay en el medio, entonces ese incremento de la temperatura hace que la actividad metabólica de los peces esté muy alta, y que por ende tengan mucha hambre y estén muy voraces”.

En esa misma línea, el funcionario planteó que si empezara a crecer el río, “el volumen de agua que vaya llegando hará que la temperatura vaya bajando o diluyendo”.



No obstante, aseguró que una vez terminada la temporada de altas temperaturas propias del verano en Formosa y la región Norte, “el problema de las pirañas se disipan por completo”.  

Y  otra particular es que como “la piraña tiene una voracidad impresionante, mayormente es predadora de la cría de otras especies”, pero, a raíz de que “hace tres años que el río está muy bajo, eso hace que haya poca cría. Es decir, que la oferta de alimento también es poca”, sumando a que “otro factor podría ser que esté más nerviosa que de costumbre”, pormenorizó.

Y repitió nuevamente el funcionario de la cartera productiva y ambiental que  “este es un problema de todos los años, que ha existido desde siempre y hemos lidiado con él”, y ante lo cual, desde hace tiempo se comenzó a implementar medidas de precaución como, “poner mallas a las zonas balnearias para disminuir este problema”.

Por eso, “lo normal es que el río tenga pulso de inundación y de sequía”, ya que cuando permanece bajo durante mucho tiempo “es terriblemente perjudicial para la reproducción de los peces”, apuntó.

En consecuencia, aseveró de manera contundente que  “esta situación de sequía y nivel hídrico bajo en términos de conservación de fauna íctica es lo peor que hay”. “Así que esperamos la llegada de una creciente sostenida con al menos tres o cuatro meses con el río por encima de los cuatro a cinco metros”, concluyó.

 

 

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