SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



martes, 6 de noviembre de 2018

Cirujanos que operan con las manos o cirujanos psíquicos, FE Y FRAUDE, ¿usted que piensa?


Cualquier procedimiento eficaz, debe ser estudiado por la ciencia, aun cuando todas las evidencias señalan que se trate de trucos de prestidigitación y que jamás existe una herida que se abra ni mucho menos cierreComo sea, la prueba definitiva de una terapéutica es su eficacia. Y todos los seguimientos que se han hecho de pacientes que visitaron a alguno de los más de treinta cirujanos psíquicos de Filipinas dan como resultado una evolución totalmente predecible de las afecciones tratadas. 

En algunos casos, existe una curación espontánea, especialmente en afecciones que pueden deberse a factores psicosomáticos, en la mayoría no hay mejora. Debido a que no todos los pacientes son perfectamente crédulos, siguen tratamientos terapéuticos médicos además de ver al cirujano psíquico, por lo que no se sabe a que atribuir la mejoría. Igualmente, hay otro fenómeno que apoya la credibilidad de estos curanderos. 

Quienes han acudido a ellos y no experimentan alivio, o incluso sufren complicaciones posteriores, no suelen publicitar su onerosa ingenuidad. Entretanto, quienes logran curarse suelen ser excelentes publicistas de los cirujanos psíquicos, muchas veces ocultando o restando importancia al hecho de que simultáneamente estaban bajo el cuidado profesional de un médico.

Quizá la prueba final que puede necesitar una persona cuya ingenuidad no ha asfixiado del todo su capacidad crítica, es el hecho de que los cirujanos psíquicos suelen acudir, cuando enferman (situación esta muy sospechosa, en principio), a médicos de verdad. 

Tony Agpaoa, cuando ya era famoso y uno de los hombres más ricos de Filipinas, se operó del apéndice en un hospital de San Francisco, California Y cuando su hijo enfermó, lo llevó a un hospital privado. Y, por supuesto, para viajar a Filipinas a ser curado de un resfriado o de un cáncer, era preciso vacunarse antes contra la viruela y el cólera, enfermedades al parecer inmunes a los prodigiosos poderes de los curanderos filipinos.

Pero la gente sigue acudiendo a los cirujanos psíquicos, especialmente cuando la ha desahuciado la ciencia médica. Esta ansia de creer se ha visto atemperada en fechas recientes por la 1ógica más esencial. Mientras los cirujanos psíquicos no puedan probar la verdad de sus asertos, están actuando al margen de la ley, obteniendo jugosas ganancias mediante un fraude. 
Al menos en Estados Unidos, se están poniendo en práctica las leyes vigentes. Hoy, el famoso Gary Magno es fugitivo de la justicia estadunidense. Fue detenido, junto con su esposa y su primo (quien ha sido ya reapresado) en el momento que practicaba una “operación” a un agente policiaco. Y pese a que la operación fue interrumpida a la mitad, el agente sigue perfectamente sano, aunque Magno hubo de huir luego de pagar su fianza para refugiarse en Filipinas. 
Lo único que queda por hacer en estos casos es no solo informar a la policía de las actividades de estos sujetos, sino insistir en que se hagan efectivas las penas de fraude que el Código Penal del Distrito Federal establece para quienes obtienen ganancias por medio de supuestas curaciones. Tocias las investigaciones hasta ahora indican que los cirujanos psíquicos no solo son ineficaces, sino que con sus promesas pueden en muchas ocasiones impedir que una persona visite oportunamente al médico, lo cual puede resultar en la muerte o la invalidez permanente. 
Claro que, si hay un cirujano psíquico dispuesto a trabajar bajo observación profesional y en condiciones que permitan evaluar satisfactoriamente la evolución de sus pacientes, hay cientos, acaso miles de médicos, científicos y escépticos que con gusto aceptaran ser testigos de estos milagros. Entretanto, su magia curativa no es sino un cruel engaño.


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