En Merlo, vivimos en una sociedad que aprendió a
valorar el envejecimiento, respetando, no relegando a nuestros abuelos.
El
Magazín de Merlo:
La mayor
retribución que les podemos brindar a nuestros abuelos, es el cuidado y la
dedicación para estar con ellos, es la mejor forma para decir « ¡gracias por
habernos dado la vida!».
El proceso de
envejecimiento es inherente a la condición humana, por lo que es aconsejable,
aunque no siempre resulte fácil, es asumirlo con naturalidad. No podemos evitar
que cada día que pase seamos más viejos que el anterior, pero sí que el miedo,
la tristeza o la apatía marque esa etapa de nuestra vida y de la de nuestros
seres queridos. En nuestros días envejecimiento significa achaques, dolores, problemas,
dependencia, soledad..., pero no siempre ha sido así y no tiene por qué ser
así.
El mejor punto de partida para cambiar esta visión se encuentra en una
pregunta: ¿cómo queremos vivir la vejez? No es frecuente que este interrogante
surja en una persona joven o de mediana edad. Ahí radica uno de los problemas
que surge ante esta etapa de la vida. Se obvia y se ve como algo lejano y ajeno
a nosotros, que no nos afecta, cuando lo cierto es que mañana seremos nosotros
los que viviremos la realidad en la que hoy se encuentran nuestros mayores. La vejez es un destino que nos afecta a todos, por lo que la labor que
hagamos por nuestros mayores significará trabajo para nosotros mismos.
El
envejecimiento no es algo estático, rígido, sino dinámico, cambiante, es decir,
el que se vive ahora no será el mismo del de la siguiente generación, como
tampoco es igual al de la generación anterior. Si echamos la vista atrás vemos
que la vida de nuestros abuelos no es igual que la de nuestros padres o la de
nuestros hijos. Por ello la vejez no es ni será la misma. Será diferente en
cada generación, al igual que es diferente la sociedad en la que te toca vivir.
Palabras y hechos
son una realidad en Merlo, 20 instituciones de la tercera edad reciben
subsidios regularmente para mejorar la calidad de vida de quienes con un espíritu
envidiable luego de estar jubilados crean centros de recreación, donde se
practica música, danza, deportes, ayudan a la sociedad en su conjunto, etc. el
municipio los apoya y ellos siguen tan jóvenes como siempre.
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