VATICANO, - El Papa Francisco destacó el valor del sacrificio constante en el ámbito educativo y las reservas humanas y espirituales de los educadores.
La sociedad de hoy necesita personas sólidas en sus principios que puedan construir un mundo mejor para todos y dar testimonio de lo que creen.
En una carta dirigida al Superior General de los Hermanos Maristas, Emili Turú Rofes, con motivo del bicentenario de la fundación de la Congregación, el Santo Padre resaltó que “la tarea del educador es de entrega constante y tiene una carga de sacrificio; sin embargo la educación es cosa del corazón, esto la hace diferente y sublime”.
Francisco subrayó que el fundador de la Congregación, San Marcelino Champagnat, “fue un innovador para su tiempo en el ámbito educativo y de la formación”.
En este sentido, señaló que de él se puede aprender que “estar llamados a cultivar exige antes que nada cultivarse ustedes mismos. El religioso-educador tiene que cuidar su campo interior, sus reservas humanas y espirituales, para poder salir a sembrar y cuidar el terreno que le han confiado. Deben ser conscientes que el terreno que trabajan y moldean es ‘sagrado’, viendo en él el amor y la impronta de Dios”.
“Con esta dedicación y esfuerzo, fieles a la misión recibida, contribuirán a la obra de Dios, que los llama a ser sencillos instrumentos en sus manos”.
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