Catalina, mi madre
Madre hoy lo se,
me concebiste en tu alma
antes que en tu cuerpo,
diezmaste juventud y belleza
para ser mi madre.
Al comienzo de mi vida
me mostraste el camino que sigue
un hombre de corazón
cristalino,
me forjaste un ser que se domine a si mismo
antes que a los demás,
que sepa reír, pero también llorar.
Me mostraste con los años
que la humildad y la sencillez
conducen a la grandeza,
evidenciando la tremenda fuerza
que mora en la mansedumbre.
Cuando el niño dudaba
mi madre Catalina, inculcaba,
“defiende siempre
la verdad”
si no le temes a la verdad
no le temes a la mentira.
El rostro de mi madre, Catalina
revelaba cada amanecer
el fulgor de su grácil alma,
sus manos realizaban cotidianamente
nobles actos,
y sus pies siempre dispuestos
a correr en amparo del necesitado.
Mi madre, Catalina
fuiste malvones, lirios y azaleas
en el jardín de mi vida atesoro tu recuerdo,
me heredaste un místico rosal sin espinas
hoy el creador te reclama
y vuelas hacia el con tus traslucidas alas.
Autor: Miguel Ángel Figueiras Gimenez-2017-
Poeta y escritor de Merlo, Buenos Aires,
Argentina
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