El pasado martes se publicaba un estudio en la revista Nature Communications realizado por Martyn Chipperfield, investigador en la Universidad de Leeds (Reino Unido), y su equipo demuestran con un modelo químico-atmosférico en 3D que con la aplicación de este protocolo se ha conseguido detener la pérdida de la capa de ozono y como consecuencia disminuir la cantidad de radiación ultravioleta que accede a la Tierra.
Para analizar los resultados de la aplicación del protocolo de Montreal se han utiliza modelos atmosféricos para cuantificar los beneficios. Estos se han centrado en los futuros impactos evitados a finales de este siglo, asumiendo una continua fuerte crecimiento en las emisiones de SAO, y el cloro estratosférico. Estos modelos comparan una versión de la Tierra donde no se hubiera aplicado esta iniciativa y con otra versión de la Tierra donde si se ha aplicado, en ambos se mostraba la evolución que presentaría la atmósfera hasta 2030.
Según los resultados de este estudio, de no haberse aplicado el Protocolo de Montreal ahora mismo tendríamos agujeros regulares en la zona del Ártico, en la Antártida los agujeros serían mucho más grandes y la reducción de la capa de ozono en latitudes medias sería más del doble comparado a las que se han observado en realidad en los momentos de mayor concentración.
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