SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



jueves, 1 de septiembre de 2016

ALERTA por el RECRUDECIMIENTO en América Latina de la TRATA de PERSONAS: En la mayoría de los casos, el 80% son mujeres o niñas, que, como ya se ha mencionado antes, se ven forzadas a algún tipo de explotación sexual.


Como es de esperar el “PORQUE” es el dinero: La trata de personas se sitúa como el tercer negocio más lucrativo a nivel mundial, tras el narcotráfico y la venta de armas. De acuerdo con los datos de la OIT, las ganancias ilícitas totales del trabajo forzoso se estiman en aproximadamente 32 billones de dólares al año, de los cuales el 76% proviene de la explotación sexual. Sin embargo, los procesos judiciales y las condenas en este ámbito representan cifras insignificantes, sin llegar apenas a 3.500 condenas en 2008.

¿Qué perfil suelen tener las víctimas? Como resulta obvio, las víctimas de la trata de personas son aquéllas que se encuentran en situación más vulnerable: sobre todo, mujeres y menores de edad; además, a estos factores se les unen otros como pobreza, inseguridad, nivel social bajo y de estudios escasos. La forma de captación va desde el secuestro forzoso al engaño, prometiendo por ejemplo otro tipo de trabajo (cuidado de ancianos o niños) o mediante otro tipo de promesas personales. Existe diferencia entre trata de seres humanos y tráfico de migrantes, que conviene aclarar ya que suele crear confusión y, en el fondo, ambos términos se interrelacionan: la trata no tiene por qué incluir desplazamiento de la persona, aunque sea algo que ocurre con frecuencia; mientras que el tráfico de migrantes implica desplazamiento a otra frontera de manera ilegal.

Una vez captadas, asimismo, estas personas son manipuladas emocionalmente por los captores, quienes amenazan con atacar o herir a sus familiares si intentan escapar, chantajean a las víctimas con el pretexto de que éstas deben pagar deudas ingentes a sus captores (por el dinero "invertido" en el viaje, por ejemplo), e incluso, en algunos casos, se aprovechan de creencias espirituales como el vudú para mantenerlas bajo su poder y opresión. Cuando ha habido tráfico, además, suelen confiscarles los pasaportes, dificultando aún más una posible huida de la víctima.


Con todas las características que hemos visto hasta ahora, podemos afirmar con rotundidad que las acciones inherentes a la propia trata son flagrantes violaciones de los derechos humanos. Concretamente, ACNUR señala el "rapto, encarcelamiento, violación sexual, esclavitud sexual y prostitución forzada, privación de alimentos o de asistencia sanitaria...", como claras violaciones. Además, las víctimas se enfrentan a consecuencias devastadoras; a modo de ejemplo, podemos mencionar algunos factores citados por la Comisión Interamericana de Mujeres, tales como violencia psicológica, física y sexual, depresión, pensamientos de suicidio, alto riesgo de enfermedades de transmisión sexual incluido VIH-SIDA, alto porcentaje de consumo de drogas y alcohol, así como temor a acudir a servicios médicos por miedo a ser detenidas.

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