“Lalibela prometió a San Jorge construir la mas bella iglesia
que jamás se hubiese visto sobre la faz de la tierra”
Iglesia de Lalibela
dedicada a San Jorge, resumen histórico: Las misteriosas iglesias subterráneas, unos monumentos
monolíticos extraídos de la piedra en Lalibela, han sido utilizadas
ininterrumpidamente por los sacerdotes ortodoxos desde los siglos XII y XIII,
cuando esta lejana ciudad de montaña era todavía la capital de la importante
dinastía Zagwe.
El propósito de cada iglesia ha eludido la labor de los
historiadores modernos: cada edificio es único en su tamaño, forma y ejecución,
están esculpidos con precisión sobre la piedra (algunos dicen que por miles de
trabajadores) y algunos de ellos fastuosamente decorados.
Cuenta la leyenda que por lo menos una de las iglesias fue
construida por ángeles en un solo día; otra leyenda cuenta que las iglesias
nacieron de un sueño del rey Zagwe.
Las once iglesias fueron excavadas bajo la superficie de
la tierra, llegando en algunos casos a alcanzar los 10 metros de altura.
Están rodeadas por patios y zanjas que las conectan entre sí, constituyendo un
entresijo de túneles y pasadizos entre un edificio y el próximo. Las iglesias
son tesoros en Etiopía como las grandes pirámides lo son en Egipto. La ciudad
de Lalibela, emplazada entre escarpados barrancos de más de 2.500 metros , es una
verdadera delicia.
Pero ¿quién fue el artífice de esta maravilla de la
humanidad? Como explica Juan González Núñez en su interesante libro Etiopía,
hombres, lugares y mitos, las iglesias fueron mandadas construir por el monarca
de Lalibela, quien reinó entre los siglos XII y XIII. Así lo atestiguan las
Actas de Lalibela, obra publicada en el siglo XV y que cuenta como el santo rey
fue arrebatado al cielo, donde pudo contemplar construcciones maravillosas, y
que Dios le ordenó hacer algo parecido en el lugar que él le indicaría una vez
vuelto a la tierra.
Las mismas Actas afirman que, en los años que duró la construcción, los ángeles
se unían a los trabajadores durante el día, mientras por la noche, cuando los
hombres dormían, ellos solos hacían el doble de trabajo de una jornada.
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