La amistad entre seres humanos y
animales salvajes no ha dejado de presentarse como un enigma. Aunque no
solo la gran pantalla nos ha regalado este tipo de complicidades
insólitas en un espacio en el que parecían no operar las leyes del
hombre, lo que no se imaginaba un niño de doce años oriundo de Rusia es
que cuando encontró un pequeño gorrión en la calle, que estaba a punto
de morir, este iba a convertirse en su mejor amigo, en su amigo
inseparable.
El niño se hizo cargo del pequeño pájaro y le ayudó a
recuperarse. Ahora, el gorrión de nombre Ebby está tan agradecido que
jamás abandona a su salvador ni un solo minuto.
Y aunque
la relación que puedan establecer un niño y un ave de apenas treinta
gramos no deja de ser extraordinaria más aún lo es la amistad entre una
serpiente pitón de cinco metros y nueve años de edad, y un niño, de la
misma edad que vive en Camboya. Actualmente, la pitón es un miembro más
de una familia pobre que la cuida como si de uno de ellos se tratase.
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