Disminuir el efecto de los rayos del sol en el planeta, rociando carbonato de calcio en el espacio atmosférico, es lo que se propone el Programa de Geoingeniería Solar de la Universidad de Harvard, a fin de ayudar a detener el cambio climático.
Pero, lo que luce como una opción eficaz podría resultar en otra complicación, pues el suministro en elevadas dosis de esta sustancia química puede tener repercusiones negativas en determinados patrones climáticos.
Ante esta coyuntura, investigadores de la Escuela de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de Harvard, juntamente con el Instituto de Tecnología de Massachusetts y la Universidad de Princeton, comprobaron que rociar carbonato de calcio en las dosis correctas da resultados positivos, es decir que no serán la causa de catástrofes naturales en regiones geográficamente extensas, según reveló la web Phys.org.
La revista Nature Climate Change publicó recientemente que como parte de ese estudio se estrenó un equipo de alta resolución a fin de hacer simulaciones de lluvias de características extremas y tormentas tropicales que permitieran calibrar el efecto de la geoingeniería solar, así como precisar al detalle cuáles serían las regiones que sufrirían los efectos climáticos más graves.
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