Países y empresas han hecho públicos programas de
investigación millonarios. Solo por mencionar algunos, la India, la Unión
Europea y Estados Unidos –por separado– anunciaron una inversión por más de
1,000 millones de dólares.
Mientras, el gobierno ruso destinará 663
millones de dólares y Japón 280 millones de dólares, pero el más ambicioso y
robusto es China con 10,000 millones de dólares.
Hace apenas un siglo se describió la mecánica cuántica, una teoría de la física que
describe el comportamiento de átomos y partículas subatómicas. Si bien, su
conceptualización fue teórica, en cuestión de décadas se le han encontrado
aplicaciones.
Hoy se ha habla de
computación cuántica, información cuántica o sensores cuánticos.
Bit y qubit
Las computadoras tradicionales usan bits, lenguaje binario de 0 y 1, como unidades
fundamentales de memoria.
En las computadoras cuánticas la unidad
fundamental de información es el qubit o quantum bit, que consiste en sistemas
cuánticos de un nivel bajo o de baja excitación de energía que se define como 0
y niveles altos de mayor excitación definidos como 1.
A diferencia de los sistemas
tradicionales, un qubit puede estar en
cualquiera de los infinitos estados intermedios entre 0 y 1,
como, por ejemplo, un estado que sea mitad 0 y mitad 1, o tres cuartos de 0 y
un cuarto de 1.
Esta superposición simultánea y
entrelazamiento hace que una computadora cuántica tenga una capacidad de procesamiento mucho mayor.
Los algoritmos cuánticos permiten
realizar operaciones de una manera totalmente diferente, de acuerdo con el
libro Tecnologías cuánticas. Una
oportunidad transversal e interdisciplinar para la transformación digital y el
impacto social, editado por el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID).
¿Qué se
espera con esta capacidad?
Un ejemplo del potencial
que tienen las computadoras cuánticas es que para definir la ruta de un punto a
otro en un mapa, digamos, del Centro Histórico de la Ciudad de México a la Zona
Arqueológica de Teotihuacán, una computadora tradicional, exploraría una por
una las opciones de ruta hasta encontrar el camino adecuado, en cambio, una
computadora cuántica buscaría todos los caminos a la vez.
“Se sabe que la computación cuántica
puede tener un gran impacto, pero no se sabe qué tan grande. Muchos agentes muy
poderosos no piensan darse el lujo de quedarse atrás en el desarrollo de esta
tecnología, por ello, muchas compañías están tratando de poner un estándar a la
computación cuántica porque pueden controlar una buena parte del mercado”,
explica Ernesto Campos,
mexicano que realiza su doctorado en el Instituto Skolkovo de Ciencia y Tecnología, en
Moscú, Rusia.
Entre los casos emblemáticos está el
hallazgo de nuevas moléculas para el diseño
de medicamentos, porque se pueden modelar de forma más rápida y
simular su interacción en el organismo.
En una computadora cuántica
es muy fácil vulnerar los mensajes encriptados, por ejemplo, de Whatsapp.
Afortunadamente, las computadoras que existen actualmente son prototipos de
investigación.
Lo que sí es un hecho es que la suma
entre dispositivos, aplicaciones e internet cuánticos serán muy seguros, prácticamente imposibles de hackear.
Esta posibilidad resulta
muy interesante para gobiernos y empresas ya que la seguridad es crucial para
su estabilidad.
“Los bancos se interesan por esta
tecnología porque buscan optimizar la forma de hacer inversiones, con una
computadora cuántica las operaciones contemplarán más escenarios de riesgo. De
igual forma, las empresas que se dedican a la distribución tienen interés
porque buscan las rutas más cortas”, indicó Campos, egresado del Tec de Monterrey.
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