Tanto en la Argentina como en la
mayoría de los países se registra una caída sostenida en las tasas de
natalidad, al mismo tiempo que la esperanza de vida de las personas es cada vez
mayor. Se estima que para mediados de siglo la cantidad de muertes superará al
nacimiento. Y esto tiene implicancias económicas, sociales y ambientales, que
deben considerarse desde ahora.
Año a
año, en la Argentina cada vez nacen menos bebés. Según registros oficiales, en
la ciudad de Buenos Aires los nacimientos bajaron un 41% en la última década.
Pasaron de casi 86.000 en
Esta tendencia descendiente
en la cantidad de nacimientos no es novedad: en 1980, había 25 nacimientos cada
1.000 habitantes en el país. Y para 2018 había bajado a 15,4 nacimientos cada
1.000 habitantes.
¿Qué es la tasa de natalidad y cómo se calcula?
Gladys Massé, doctora en Demografía y magíster en Demografía Social, está a cargo de la Dirección de Estadísticas Sociales y de Población del INDEC, y explica que este fenómeno se debe a dos razones: “La baja de la tasa de la natalidad como indicador es fruto de la disminución del número de nacimientos pero también del aumento de la esperanza de vida al nacer. Porque de esta manera llegan más personas a edades avanzadas y estas personas se siguen contando en el denominador de la tasa.
De todas
formas, la disminución en el número de nacimientos, que es el numerador de esa
tasa de natalidad, se correspondería más con el descenso en la tasa global de
fecundidad. La tasa global de fecundidad es el número promedio de hijos que
tiene una mujer, y en este caso se trataría de la disminución de ese número
promedio en las mujeres en Argentina”.
Argentina
no es para nada un caso excepcional. A lo largo y ancho del mundo, esta
realidad se replica, y los expertos señalan que la tendencia a la baja en el
número de nacimientos llegó para quedarse.
En 1980, en el país había
un promedio de 3,3 hijos por mujer. En 2010, ese promedio había bajado a 2,4
hijos por mujer, y en 2019, según la Dirección de Estadística de Información de
Salud del Ministerio de Salud, se habría alcanzado una cifra récord de 1,8
hijos por mujer.
Las proyecciones estiman
que para mediados de este siglo las muertes van a empezar a sobrepasar a los
nacimientos. Y ahí vendría un efecto espiral.
La explicación es simple:
una vez que una tendencia demográfica arranca o toma envión, se disparara
exponencialmente. Si hay menos nacimientos, hay menos gente para tener hijos, y
así sucesivamente. Lo mismo pasa a la inversa.
La fecundidad de reemplazo
refiere a la fecundidad mínima que se necesita para que una población se
mantenga en el tiempo sin disminuir su volumen. Para eso, se busca que una
mujer tenga 2 hijos, para reemplazarse a sí misma y a su pareja. Suele cifrarse
en 2,1 porque se agrega un decimal para compensar por las mujeres que no tienen
hijos.
Tasa de natalidad
mundial
China mantuvo durante
varios años una política de ‘‘un solo hijo”. Se había establecido en 1979
porque en su momento las proyecciones auspiciaban un crecimiento sostenido que,
si no se corregía, impedirían los programas de desarrollo, económicos y
modernización que se proponía el Gobierno. Se considera que se evitaron entre
350 y 400 millones de nacimientos gracias a esta política. En 2016, ya atentos
a esta baja en los nacimientos, el país abolió esta política y permitió que la población
tuviera dos. Pero la medida no fue suficiente para frenar la caída en
nacimientos.
Una noticia que es síntoma
claro de todo esto fue cuando hace pocos días el gobierno chino anunció que va
a empezar a permitir que la gente tenga tres hijos. Estados Unidos anunció que su tasa de fecundidad es la más baja en 40
años. Es de 1,6 hijos por mujer, cuando en 1950 era de 3. En países como India
y México, la tasa de fertilidad está cayendo a 2,1 hijos por mujer o incluso
menos. En Europa, el 25% de la población va a ser mayor de 65 para 2050, según
estimaciones de las Naciones Unidas.
Durante el siglo XX, el desafío había sido el inverso: cómo
lidiar con un boom de crecimiento demográfico, el más fuerte de la historia
registrada. Se pasó de 1.600 millones de habitantes en el mundo en
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