Los jesuitas abandonaron las misiones en
Argentina, y más ampliamente en toda América Latina, debido a una serie de
factores que culminaron en la expulsión de la Compañía de Jesús por parte de la
monarquía española en 1767. La
principal razón fue la oposición de la Corona a la influencia política y
económica que los jesuitas ejercían, además de las acusaciones de intrigas y
lealtad a la Curia Romana.
“El día 2 de abril de 1767 los jesuitas fueron expulsados de España. De madrugada, y a la misma hora, la fuerza pública entró en todos sus conventos y fueron trasladados a barcos que los llevarían a Italia. Asimismo, entre el 2 de julio de 1767 y el 22 de agosto de 1768 (250 años) también fueron expulsados de las colonias españolas en América”.
Capa y sombrero: “El motivo oficial por el que el rey Carlos III tomó esa decisión, a propuesta de su ministro Campomanes, fue el hecho de haber propiciado (los jesuitas) el denominado Motín de Esquilache (1776), en el que murieron cuarenta civiles bajo las balas de la guardia real. La causa aparente de ese levantamiento popular fue la aprobación de un decreto que prohibía el uso de la capa y del sombrero de ala ancha para evitar esconder armas y productos de contrabando. Como mencionan todos los historiadores, ese fue el motivo aparente, ya que la causa última fue el descontento que supuso una subida desmedida del precio del pan”.
Apoyo al guaraní: “Suele haber unanimidad entre los expertos en que los motivos de la Expulsión fueron otros bien distintos. En cambio, no se ponen de acuerdo en cual pudo ser la causa fundamental. Entre esas causas, las más citadas son el apoyo decidido de los ministros ilustrados con mayor influencia en la corte de Carlos III en favor de los frailes jansenistas con el fin de rebajar el inmenso poder económico y político de la orden jesuítica; o el deseo de esos ministros de que fuera el Estado quien mandara en las órdenes religiosas en lugar de estas en el Estado, que era lo que había sucedido hasta entonces, cosa que sólo podía ser posible (ilegalizando) expulsando a los jesuitas. Algunos investigadores citan también el malestar creado en la corte real por el apoyo que los responsables de las Misiones Jesuitas en el Río de la Plata dieron a los indios guaraníes contra los desmanes de los españoles”.
José Cardiel: “A pesar de que la mayoría de los historiadores conceden menor importancia al comportamiento de los jesuitas en las colonias españolas de América, mi interpretación personal es que la causa fundamental fue ese comportamiento. Esa creencia la mantengo no porque yo sea un experto en el tema, sino por lo que narra (hacia 1757) José Cardiel en La Relación de las misiones del Paraguay, jesuita vasco, que fue párroco en las más importantes reducciones del Paraguay y partícipe directo en algunas de las arriesgadas expediciones de los indios guaraníes contra las tropas reales portuguesas y españolas. Escribió esas crónicas durante su exilio italiano tras el decreto de expulsión de Carlos III. Ese relato no se publicó hasta 1913 y, a pesar de su importancia, quedó absolutamente relegado hasta la edición comentada de 2002 (Ed. Dastin)”.
De Tordecillas a Mbororé: “Aunque
en el Tratado de Tordesillas, firmado por los reyes de Portugal y de España en
1494, quedaban bien claros los límites de la conquista de ambos países en el
sur de Brasil, las tropas portuguesas jamás los respetaron y los reyes
españoles hicieron poco para exigir ese respeto, lo que originó centenares de
refriegas entre los indígenas y las tropas portuguesas, siempre con resultado
desfavorable para los aborígenes. La correlación de fuerzas cambió
radicalmente, según relata el jesuita Cardiel, gracias a que los responsables
de las misiones jesuitas se saltaron la ley española que impedía usar armas de
fuego a los indios. Y no solo les dejaron usarlas, sino que además ellos mismos
les facilitaron el dinero necesario para comprar esas armas en mercados
clandestinos y los entrenaron adecuadamente. Eso motivó que en el año 1641 los
indígenas derrotaran a un ejército portugués integrado por 5.000 soldados. Y
tras esa victoria les llegaron muchas más. El efecto más directo de esa
modificación en la correlación de fuerzas fue la firma del Tratado de Madrid en
el 1750 cuando se hizo una delimitación mucho más clara de las zonas de
influencia de ambos países y se especificaron las sanciones que recaerían en el
país infractor”.
Rechazo guaraní al Tratado: “Dado
que entonces los indios se sentían más fuertes y seguros, no aceptaron dicho
Tratado. Ello trajo consigo una serie de batallas, conocidas como “la Guerra
Guaranítica”, en las que los indios guaraníes se enfrentaron tanto contra las
tropas portuguesas como contra las españolas, con la activa participación de
algunos jefes de las misiones jesuitas, según el padre Cardiel. Esa Guerra fue
el germen de las luchas posteriores que tuvieron como objetivo conseguir la
independencia de las colonias americanas, cosa que sucedió unos años más tarde.
Como dije al principio, las causas de la Expulsión de los jesuitas de los
principales países europeos fueron múltiples, pero no hay que ser muy sagaz ni
muy experto para inferir que el papel que los jesuitas tuvieron en la
radicalización de los indios americanos, contra las potencias colonizadoras
europeas, fue el motivo fundamental de la Expulsión”.
Los que partieron en 1768: “Las
desdichas no fueron menores. Después de meses de navegación por el Atlántico y
Mediterráneo no les permitieron el desembarco ni en los Estados Pontificios ni
en ningún otro puerto de la Europa occidental. Después de muchas penurias
fueron recibidos por la Corte protestante holandesa, donde pasaron sus últimos
años y donde escribieron las Memorias de su labor apostólica en el Nuevo
Mundo”. (Alfredo Poenitz, miembro de la Academia Nacional de Historia).
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