Ser Swinger,
filosofía de esta tribu en franca expansión en Argentina:
“Nada tienen que
hacer en esta filosofía el alcohol y las drogas, o los excesos, la búsqueda de
los placeres físicos es el objetivo, asimismo la intimidad y la complicidad
entre los miembros de la pareja”
Se denomina práctica swinger al encuentro
sexual y social de una pareja con una persona o varias, donde el objetivo
principal es el sexo recreacional. Es una actividad donde la pareja realiza
intercambios sexuales de distintos tipos como el observar a otros cómo se
relacionan sexualmente, o bien, optar por ser ellos mismos quienes sean vistos
mientras practican el acto sexual, o, tal vez la más fuerte, es la
participación de una tercera o cuarta persona a unirse al placer o intercambiar
parejas. En los últimos años en la Argentina se han
multiplicado las parejas swingers, quizás uno de los factores que interviene
sea el avance tecnológico y la posibilidad de disponer de internet desde la
comodidad de casa, que posibilita intimidad, anonimato y poca exposición.
Además, hoy existen libros y revistas abocados a reunir parejas y personas que
desean participar de encuentros sexuales, y que difunden esta práctica como un
estilo de vida con una filosofía propia.
Las parejas swingers generalmente son
emocionalmente monógamas, es decir, que viven con un compañero o compañera
estable, con una familia constituida, pero se relacionan sexualmente con otras
parejas. Las reuniones suelen darse en ambientes
agradables y de confianza, en las que se siente libertad por expresar la
sexualidad. Nada tienen que hacer en esta filosofía el alcohol y las drogas, o
los excesos, la búsqueda de los placeres físicos es el objetivo, asimismo la
intimidad y la complicidad entre los miembros de la pareja.
Las personas que lo practican provienen de
todos los niveles económicos, aunque mayormente pertenecen a la clase media o
alta, de todas las profesiones, razas y nacionalidades. En esta forma de relacionarse lo primordial es
el respeto social y sexual hacia nuestras parejas y hacia los demás.
Involucrarse sentimentalmente no es el fin, y
la forma de comenzar no es precisamente ejerciendo presión hacia nuestro
compañero/a. El cuidado hacia el otro es el cuidado hacia uno mismo, basándonos
en el respeto y el diálogo, el aceptar la diversidad de forma de relacionarnos
sin perder jamás el interés por la salud y la higiene.
El
primer encuentro suele darse a través de internet utilizando el chat como medio
para compartir las expectativas de cada uno de los integrantes de la pareja,
qué quieren hacer y qué no y cuáles son sus límites. Se suelen utilizar nombres
de fantasía, pseudónimos y frecuentemente se piden mutuamente los teléfonos o
una conexión de video chat para comprobar que del otro lado está quien dice
estar.
Cuando
una pareja comienza a hablar de sus fantasías con otras personas, y deciden
concretarla/s, pueden sucederse dos situaciones posteriores, que la experiencia
sea gratificante para ambos, que los retroalimente positivamente, generando
mayor complicidad entre los miembros o, el caso contrario, que alguno de los
dos se incomode, se ponga celoso, y, que en el caso de que sea un tercero, éste
intervenga jugando con sólo uno de los dos y genere un gran distanciamiento o
ruptura en la relación.
Con
esta decisión se pasa de las claras reglas de la relación de pareja monogámica
tradicional a un terreno nuevo donde cada integrante tiene que conocerse mucho
y conocer al otro, y juntos plantear las nuevas reglas y límites personales y
de la pareja, ya que no están dados desde afuera.
La
comunicación de la pareja, la claridad de cada uno, la sinceridad con uno mismo
y con el otro y el respeto mutuo, son valores esenciales para incurrir en estas
experiencias con éxito.
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