Según los datos vertidos por el municipio de
Lavalle donde se llevo a cabo el festival asistieron más de 20 mil personas
durante los 4 días, disfrutaron de la celebración de la Fiesta del Transito y la Asunción , los bodegones llenos
de artistas locales y visitantes como el caso de Canaro, todo convergía finalmente
en un festival central donde nuestro querido amigo fue ovacionado, en 7 ocasiones
le pidieron “otra”, “otra”, recordemos que rara vez en un festival tan numeroso
los artistas se les permite cantan mas de 2 temas, PERO EL PUBLICO ES EL
SOBERANO, sin el no existiría el festival ni los artistas.
El Cantor más que nada surero CANARO en entrevista
con El Magazín de Merlo relataba las costumbres de un alejado poblado llamado Lavalle
en la provincia de Mendoza, y de cómo término allí: “Habíamos programado un
viaje con varios amigos que al momento de partir por distintos motivos solo
fuimos Juan (fanático del folclore) y yo, queríamos viajar a la fiesta de los
Carbajal que se hace en Santiago del Estero durante agosto.
El viaje estaba pensado para asistir a la
chacarerata, los demás que iban a ir son amantes y practicantes de la
chacarera, cosa que yo no, pero como dicen todas las experiencias son validas. Ya
decidido el viaje partimos con rumbo a Catamarca, por supuesto que dormiríamos en
la camioneta que es bastante cómoda y de paso achicar gastos. Pasamos por San
Luis, visitamos brevemente Darac, un pueblo que por aquellos lejanos parajes es
la Capital
del Tango, ya que estábamos allí y era día festivo visitamos un espacio cultural
en el que se bailaba y cantaba tango, demás esta decir que nos invitaron con
empanadas y vino, lo cual disfrutamos. Seguimos viaje y una vez pasada la Ciudad de Mendosa una 40 Km ., estaba la entrada al
pueblo de Lavalle, cargamos combustible y nos acomodamos como para descansar en
allí, siendo ya las diez de la noche nos aprestábamos a dormir vemos cerca de
nuestro vehiculo un grupo de músicos que se aprestaban a dar un clásica serenata,
(bella costumbre lugareña) para despedir a un amigo, nos presentamos,
charlamos, los escuchamos cantar tonadas y me escucharon cantar mi estilo
surero.
Nos regalaron vino artesanal, Alma Mora, y les obsequie mi CD, cosa que les encanto. Acto
seguido nos invitan a un festival a unos 60 Km . de allí, llegamos, los bodegones llenos,
la fiesta estaba en su apogeo, y yo esta en mi salsa, muchos artistas, mucha música,
buen vino y chivito bien dorado. (Como dice el Martín Fierro, mas vale llegar a
tiempo, que no ser convidao). Con el bodegón repleto luego de tocar quien nos
invitara, levanto el CD que le regale y grito: ¡Calle la bulla, Calle la bulla !, hicieron silencio y
me presento, cante con toda la pasión de que soy capaz, recibí la bendición de
los aplausos y una sorpresa,
otra costumbre lugareña, para agasajar al
visitante los presentes le invitan al cantor un trago de la bebida que esta
tomando, al saludo de “obligo compadre” yo tomaba, así me fue, la bebida era demasiada
para mi, pero enormemente feliz al saber que la vida tiene significado mas allá
de las mezquindades y miserias que la vida nos presenta. Antes del festival principal aprendí que el
famoso “obligo” no significaba tomar, solo humedecer los labios con la bebida,
pero yo me mandaba un trago y así me fue, entre las bebidas que invitaban había
cerveza, vino de distintos tonos, whisky, etc.
Finalmente llego el domingo, el Festival Central, me
dejaron casi para el final, pero fui mimado por los aplausos de un numeroso
publico que no me dejaba bajar, en 7 ocasiones pidieron el tan emblemático,
¡OTRA, OTRA, OTRA!.
Y así con el alma plena de gozo regresamos ya
planeando el próximo viaje.
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