La UE ha aprobado la comercialización de la primera vacuna contra el dengue que ha llegado a la práctica diaria. El medicamento, del laboratorio Sanofi, ya se usa en algunos países donde la enfermedad es endémica (el primero fue Filipinas en 2016), pero las autoridades europeas no lo habían considerado hasta la fecha.
Dos son las causas de este aparente retraso. La primera, que aunque el dengue es la enfermedad viral transmitida por mosquitos más habitual (se calcula que cada año la contraen hasta 390 millones de personas, según la Organización Mundial de la Salud, OMS), en la mayoría de los casos es tan leve que ni siquiera aparecen síntomas (la OMS afirma que 96 millones al año). Y, de estas, apenas 500.000 necesitaron hospitalización, y fallecieron el 2,5% (unas 12.500).
La segunda, explica Marta Díaz, del departamento de Enfermedades Tropicales del Hospital Carlos III de Madrid, son las limitaciones del producto. Tras detectar problemas durante su uso en países con dengue endémico (aproximadamente la mitad de la población mundial, toda la que vive entre los trópicos, está en zonas donde se transmite la enfermedad) se decidió limitar su uso a personas entre 9 y 45 años y que hubieran superado ya un caso de infección, porque si no se vio que había problemas. "Esto supone hacer pruebas previas, lo que no sucede con otras vacunas, y encarece el resultado", afirma Díaz.
Con estas condiciones, la vacuna "no está indicada para viajeros", que en principio sería la población europea que podría beneficiarse del medicamento, indica la especialista, pero sí podría ser de interés para los territorios europeos de ultramar (islas sobre todo francesas y británicas del Caribe y el Pacífico).
Los problemas para el uso de la inmunización hacen que la OMS haya suspendido su cualificación (recomendar su uso). Tampoco Médicos sin Fronteras (MSF) ha mostrado un gran interés. "Recientemente ha sido aprobada una vacuna tetravalente [para las cuatro cepas del virus existente] que puede llegar a tener un impacto en la reducción de las formas graves, pero es necesaria más investigación para que pueda usarse a gran escala en los países afectados", afirma la ONG en su web. Una de sus especialistas indica que ellos no la usan, pero que las vacunas para parásitos son complicadas y hay otros proyectos en marcha.
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