Esos 4.400 paneles producen energía suficiente para calentar cerca de 80.000 tazas de té al día, un cálculo peculiar pero que da idea de lo que hay detrás de esta obra. En concreto, las placas solares, que ocupan una superficie de 6.000 m2, aportan la mitad de la energía que la estación londinense necesita. Además permitirán reducir la emisión de CO2 en 511 toneladas por año, lo que equivale a 89.000 viajes en coche en una ciudad donde el 22 por ciento de las emisiones de carbono proceden del transporte.
Este puente victoriano, construido en 1885, ha sido la base sobre la que se ha construido la nueva estación de Blackfriars, renovada por el operador de la infraestructura ferroviaria de Gran Bretaña Network Rail Limited para atender a más pasajeros y ofrecer un mejor servicio de tren. Además, el techo solar convertirá a la estación en un un nuevo icono de la ciudad, visible desde varios kilómetros a lo largo del río Támesis.
La instalación, que empezó a construirse en octubre de 2011, ha tenido un coste de cerca de 9 millones de euros. En el proyecto también han estado involucrados la compañía Solar Century, encargada de la instalación de los paneles solares, y First Capital Conect (FCC), compañía británica operadora de trenes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario