DE ALBERT EINSTEIN “Si la abeja desapareciera de la superficie del globo, al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida: sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres", dijo Alber Einstein. Además de un grave daño al sector de la agricultura a nivel global, la desaparición masiva de abejas puede causar a medio plazo la disminución y el encarecimiento de los alimentos en el mundo.
Argentina es el segundo productor mundial de miel. Pero pronto podría perder este lugar. Según datos del Centro de Investigación de Abejas Sociales (CIAS), muere el 30% de las colonias de abejas que los apicultores deben reponer todos los años, a causa de una serie de factores que las hace más vulnerables a enfermedades. Dada la importancia de estos insectos en la reproducción de los vegetales, la disminución de su número podría afectar además los cultivos de alimentos.
Los
investigadores llegaron a esa conclusión en base a análisis de abejas cuya
muerte había sido causada por pesticidas. “Hay agroquímicos –agregó Eguaras–
que se usan en nuestro país que en Europa están prohibidos porque se ha
demostrado que matan a las abejas que están en vuelo”.
Para evitar el contacto de plaguicidas con las abejas, antes de la aplicación
se debe avisar al apicultor para que retire las colmenas de la zona o para que
las cierre durante 48 horas en función de la persistencia de la sustancia
química. “En otros casos, cuando la abeja va a las flores, si hay agroquímicos,
los pueden tomar del néctar o del polen que terminan llevando a la colmena”,
señaló Eguaras, investigador del Conicet.
Efecto. En
el Laboratorio de Insectos Sociales de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales de la UBA estudian la biología de la abeja y su comportamiento social
y de recolección de alimentos, y en las investigaciones observaron que “algunos
herbicidas como el glifosato tienen un efecto negativo en las abejas como
dificultades para aprender un olor floral y que lo puedan vincular con un
alimento determinado; aprender a orientarse en un ambiente nuevo; y para
desarrollarse en los estadios iniciales”, indicó el investigador Walter Farina,
a cargo del mencionado laboratorio.
Farina destacó que las consecuencias no son menores ya que “un tercio de
la producción agrícola mundial de alimentos depende de organismos
polinizadores que pasan el polen de una flormacho a una flor
hembra”.
Además, el investigador remarcó que la abeja de la miel es el principal
polinizador y agregó que “si hay menos abejas cada vez vamos a tener menos
probabilidades de que se polinicen los cultivos que son alimentos para todo el
mundo”.
En Argentina el CIAS estima que hay entre cuatro y
tres millones y medio de colmenas comerciales, concentradas en la región de la
Pampa Húmeda, en Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, La Pampa y Santa Fe. Según
datos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria en 2017 se
exportaron cerca de 68.300 toneladas de miel a Estados Unidos, Japón y países
de Europa. Los registros de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura colocan al país como segundo productor mundial.
Sin embargo, el monocultivo afecta a esta industria además de a la biodiversidad. “Al haber menos especies vegetales hay menos producción de miel. La soja es un cultivo que no produce el néctar para generar miel”, aclaró Eguaras. Según el biólogo, en los últimos años se observa una merma importante en la cantidad de producción de miel en toda la Pampa Húmeda. “Los apicultores comentan que mientras años atrás una colmena daba 40 kilos, hoy les da 20”, advirtió Eguaras. Para evitar enfermedades en las abejas, el CIAS elabora plaguicidas naturales en base a aceites esenciales para que utilicen productores
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