Leamos la opinión
especializada de los psicólogos:
Lo cierto es que a veces cuesta reconocerlos porque dan la impresión de ser
personas maduras, independientes, que se valen por sí mismas. Son los
adolescentes eternos: mujeres y hombres que siguen viviendo en la casa de sus
padres, a pesar de que los años de escolaridad hayan quedado atrás (en muchos
casos, muy atrás).
No me refiero a quienes
viven en la casa familiar porque deben cuidar a alguno de los integrantes, sino
a aquellos que incluso pasados los 35 años no se mudan solos o con su pareja,
ni tienen planes para hacerlo.
Este fenómeno es moneda corriente en
prácticamente en todo el mundo.
No llama ya la atención
si una mujer (o un hombre) de más de 30 años aún duerme en la misma habitación
que tenía cuando iba a la escuela. De hecho, es incluso habitual que su pareja
se quede a dormir con él o ella en el cuarto.
Estoy de acuerdo con el
hecho de que no hay mejor lugar para un niño o un joven que el hogar familiar,
pero llega un punto en el que precisamos tomar las riendas de nuestra propia
vida e independizarnos. ¿Por qué? si sus
padres están encantados.
Personalmente, considero que la comodidad y el no
asumir la edad que tienen (con las responsabilidades que esto implica) son un
factor determinante. ¿Para qué pagar impuestos o servicios, lidiar con un
refrigerador semi vacío, ocuparse de la ropa sucia, o incluso preparar el
desayuno? A mamá y papá les gusta estar a cargo de eso…
También hay padres que no permiten que sus hijos o
hijas se vayan hasta que no se casen, o que alientan a sus “pequeños” a
permanecer viviendo con ellos (tampoco asumen que han crecido, y tal vez
intentan seguir generando una alta dependencia, como cuando eran niños).
*Mi
opinión es que si chicas o chicos y sus
padres tiene una convivencia de primara clase, porque abandonarla, si aportamos
nuestros ingresos a nuestros padres, y vivimos en armonía, para que
complicarse, con parejas, hijos, divorcios, etc. como así duplicar el trabajo y
las responsabilidades, no hay que se hipócritas, si los que asumimos todas las
responsabilidades y nos comimos el garrón, hubiésemos visto el futuro, seguro
la mayoría viviría con sus padres.
Chicas
y chicos de 35 años que viven con sus padres, siguen siendo adolescentes y se
ven como tal, cosa que no pueden decir aquellos
que se casaron a los 21, las chicas no logran controlar su peso como tampoco
los varones, que además a los 35 años van perdiendo el cabello y la salud por
exceso de responsabilidades que no los hacen felices, o porque no tiene tiempo
para disfrutar de nada. Esta conclusión
surge de haber hablado y escuchado las opiniones de unos y otros, (casado con
responsabilidades y quienes viven con sus padres)
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