SOCIEDAD Y CULTURA

Revista El Magazín de Merlo, Buenos Aires, Argentina.



viernes, 26 de noviembre de 2021

Doctor Esteban Laureano Maradona, un asceta, un médico rural de la selva, sepamos más de un argentino sin par-

 

RECONOCIMIENTOS: Premio Florián Paucke de la provincia de Santa Fe. 1987: premio Estrella de Medicina para la Paz de las Naciones Unidas. Doctor honoris causa de la Universidad Nacional de Rosario. En 1988 y 1993 fue propuesto al Premio Nobel de la Paz., El Día Nacional del Medico Rural se celebra en Argentina en su honor-

 


En 1930 se graduó de médico y viajó a Resistencia, Chaco, donde instaló un consultorio. Viajó a la Isla del Cerrito, donde la lepra hacía estragos e impulsó la construcción de un lazareto para la atención de los enfermos. Publicó numerosos artículos en el periódico La voz del Chaco y dictó conferencias sobre diversos temas como lepra, lactancia e incluso sobre los alcances de la ley 9.688, de accidentes de trabajo, donde se granjeó no pocas enemistades por asesorar a los trabajadores sobre cómo defender sus derechos. “Los capitalistas me tenían entre ojos, y como yo atacaba al gobierno militar del señor Uriburu, la policía me perseguía”.

 


Partió entonces rumbo a Paraguay donde comenzaba la Guerra del Chaco Boreal. Ofreció sus servicios de médico y, aunque pasó un tiempo en prisión sospechado de espionaje, pudo ejercer su profesión en el Hospital Naval, donde fue designado director. En Paraguay se enamoró Aurora Ebaly, una muchacha de 20 años que murió de fiebre tifoidea en diciembre de 1934. “Lo único que me retuvo en el Paraguay fue la guerra. Tanto sufrí con su muerte que nunca más me volví a enamorar”, recordaría años más tarde.



Fue entonces, al terminar la guerra, que Maradona regresó a la Argentina y se encontró con su destino de médico rural en Estanislao del Campo. Cobraba muy poco e incluso atendía gratis a los habitantes de las comunidades indígena del lugar, formada por tobas, matacos, mocovíes, pilagás. Así lo recordaría tiempo después: “Cuando conocí a los indios comprendí que eran seres postergados, que habían soportado siglos la explotación, el desprecio y el olvido. Sentí un gran dolor en el corazón”.



En varias oportunidades fue nominado para el premio Nobel. “No quiero recibir el Nobel. Y si me obligaran, donaría todo el dinero para la niñez. Porque, una vez que yo parta, no quiero que quede un solo chico sin saber leer, escribir y sin atención médica. Ellos son los verdaderos dueños del país”, manifestó alguna vez.

Dejó varias obras escritas, entre las que se destacan El problema de la lepraEl problema del vinalA través de la selva, libro editado en 1936 y 1972, donde expone las costumbres de los aborígenes y sus problemas; Recuerdos campesinos, sobre las costumbres de gauchos; un estudio de árboles y arbustos y sus propiedades medicinales, que llamó Dendrología; Animales cuadrúpedos americanosAvesPlantas cauchígenasHistoria de la ganadería argentinaVocabulario toba-pilagá y Páginas sueltas, que reúne su labor periodística.

En 1986 se enfermó y volvió a su provincia natal donde pasó sus últimos años de vida con su familia. “Declinando por la ley biológica, como hojas que caducan con el tiempo, espero el término de mi vida en este lugar donde transité los primeros años de mi niñez”, escribió en una carta a Tomás Martínez en octubre de 1988. Murió el 14 de enero de 1995, en Rosario, a los 99 años.

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