Piero
Bruno Fontana, así se llamaba el inolvidable HUGO del CARRIL, nos dejo un 13 de
agosto de 1989.
Hoy lo recordamos como se recuerda a alguien que siempre nos
acompaña.
El Magazin de Merlo: Cuando regreso de su
exilio en México, fue declarado Ciudadano Ilustre de
Cantante
de tangos, actor y director de cine argentino. Promocionado a finales de los
años treinta como el sucesor directo de Carlos Gardel, intervino en una gran
cantidad de películas mostrando su vena de actor dramático y su indudable
talento como cantante. Con una voz afinada, melódica y envolvente, Del Carril
convertía las letras melosas o melodramáticas de los tangos de la época en
verdaderas joyas interpretativas. Gozó de una fama extraordinariamente grande,
llenando los teatros en donde se presentaba y los cines donde se proyectaban
sus películas.
En
1945 se convirtió en un ferviente admirador del peronismo y en un incorrupto
gestor de la ideología de reivindicación de los derechos de los trabajadores y
de sus necesidades más urgentes. A partir de esta convicción, ya decidido a
convertirse en director de cine por necesidad expresiva más que por voluntad de
mayores glorias, Hugo del Carril debió enfrentarse a los mismos peronistas
cuando se propuso llevar a la pantalla la novela de un autor que en aquellos
mismos momentos se hallaba privado de libertad por su filiación comunista.
Llegó
hasta el mismo presidente de la república para conseguir que se le autorizara
filmar Las aguas bajan turbias, probablemente uno de los testimonios más
crudos y conmovedores de la realidad en los esteros del litoral argentino.
Realizó algunas películas más y hubo de exiliarse después de la caída de Perón
en 1955. Vivió en México una larga temporada y, cuando pudo al fin regresar a la Argentina , le fue
impuesto el título de Ciudadano Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires.
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