Monseñor Maletti recordó palabras del papa Francisco, quien el 12 de diciembre pasado aseguró que la trata de personas «es un crimen contra la humanidad», que necesita «una toma de responsabilidad común y una voluntad política más fuerte para vencer en este frente». El obispo también llamó a pedir a Dios por las víctimas del tráfico y la trata de personas, del abuso infantil, de la explotación sexual y de las adicciones. «Estas realidades existen en nuestro país y nos avergüenzan», sentenció.
Veamos algunas
estadísticas que cortan la respiración. Porque
aunque no somos cifras, los números desnudan. 20.9 millones de esclavos en el
mundo, hoy. O hasta 30, según otras fuentes. Con 32 mil millones de dólares en
ganancias para el segundo negocio más rentable en el mundo, por encima del
tráfico de armas y solo aventajado por el negocio narco. Una persona puede
valer 20 mil pesos o 2500 dólares en Argentina, según lugar, edad, cliente… Y
creíamos que la Asamblea
del Año 13 había terminado con la esclavitud en este país.
“Hoy, genera más
utilidades comprar y vender personas que compra y vender armas. Eso nos tiene
que doler”, dijo en abril pasado la mexicana Mónica Santamarina, Vicepresidenta
General de la UMOFC
(Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas), entidad que ese mes
realizó en México la V
Conferencia Regional para América Latina y el Caribe, con la Trata como tema central. Es
así. Vivimos en el siglo que más personas esclavizadas reporta en la historia
de la humanidad. El dato de los 20.9 millones proviene de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) en 2012.
Esclavitud que se
llama TRATA y que se traduce en explotación sexual, laboral, coacción para el
sicariato, transporte o venta de drogas, tráfico de órganos, servidumbre de
migrantes, pornografía infantil, secuestro y explotación de niños para
milicias, explotación sexual infantil, explotación para producción y venta de
bebés, para extracción de óvulos y otras formas análogas de explotación y
esclavitud.
La trata, que tiene como condiciones la coacción y el lucro de una
persona sobre otra. Se conduce con modalidad de crimen organizado, tiene
estructura “empresarial”, maneja alta movilidad de personas y considera al ser
humano un bien transferible y vendible de acuerdo con la oferta y la demanda.
“En esta ciudad
la esclavitud no está abolida. En esta ciudad la esclavitud está a la orden del
día y bajo diversas formas -dijo el Papa Francisco en Buenos Aires cuando
todavía era cardenal, en septiembre de 2011-. En esta ciudad se explota a
trabajadores en talleres clandestinos. En esta ciudad se rapta a las mujeres y
a las chicas y se las somete al uso y al abuso de su cuerpo, se las destruye en
su dignidad. En esta ciudad hay hombres que lucran y se ceban con la carne del
hermano. Las víctimas del trabajo esclavo, la trata de las mujeres en situación
de prostitución”.
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