José Gabriel del Rosario Brochero nació el 17 de Marzo de 1840 en Carreta Quemada, vecindad de Santa Rosa de Río Primero, a mitad del camino entre la ciudad de Córdoba y Mar Chiquita. Su padre, Vicente Ignacio Brochero, procedía de una familia con larga tradición militar, en tanto que su madre, Petrona Dávila procedía de una familia de origen portugués.
José Gabriel fue el cuarto de diez hermanos; su niñez y adolescencia transcurrieron de modo serena y en consonancia con las costumbres de la época: deberes escolares, colaboración en tareas domésticas, tardes de juegos, la misa los domingos, peleas entre hermanos que terminaban entre abrazos, refunfuños, amagos de protesta ante algún mandado, escapadas al río, carreras desenfrenadas sobre algún pingo sudoroso, festejos familiares, entre otras actividades.
En 1856, ingresa al colegio seminario Nuestra Señora de Loreto como pensionista, por ese entonces, Brochero decidió consagrar su vida al sacerdocio. Luego de una estadía en el seminario, recibió su confirmación el día 11 de octubre de 1857.
Por ese entonces, el joven Brochero se inscribe en la Universidad Nacional Mayor de San Carlos (hoy Universidad Nacional de Córdoba) donde estudió filosofía y luego Teología. Entre sus compañeros de estudio encontraban: Juárez Celman (futuro gobernador de Córdoba y Presidente de la Nación), Eleazar Garzón (Futuro gobernador de Córdoba y agrimensor), Martín Yañis (futuro Obispo de Santiago del Estero), entre otros notables.
En 1862, el 4 de noviembre en la Iglesia Catedral, el Obispo Dr. José Vicente Ramírez de Arellano le confirió el Sagrado Orden del Presbiterado. En diciembre de 1866, celebró su primera misa.
José Gabriel fue el cuarto de diez hermanos; su niñez y adolescencia transcurrieron de modo serena y en consonancia con las costumbres de la época: deberes escolares, colaboración en tareas domésticas, tardes de juegos, la misa los domingos, peleas entre hermanos que terminaban entre abrazos, refunfuños, amagos de protesta ante algún mandado, escapadas al río, carreras desenfrenadas sobre algún pingo sudoroso, festejos familiares, entre otras actividades.
En 1856, ingresa al colegio seminario Nuestra Señora de Loreto como pensionista, por ese entonces, Brochero decidió consagrar su vida al sacerdocio. Luego de una estadía en el seminario, recibió su confirmación el día 11 de octubre de 1857.
Por ese entonces, el joven Brochero se inscribe en la Universidad Nacional Mayor de San Carlos (hoy Universidad Nacional de Córdoba) donde estudió filosofía y luego Teología. Entre sus compañeros de estudio encontraban: Juárez Celman (futuro gobernador de Córdoba y Presidente de la Nación), Eleazar Garzón (Futuro gobernador de Córdoba y agrimensor), Martín Yañis (futuro Obispo de Santiago del Estero), entre otros notables.
En 1862, el 4 de noviembre en la Iglesia Catedral, el Obispo Dr. José Vicente Ramírez de Arellano le confirió el Sagrado Orden del Presbiterado. En diciembre de 1866, celebró su primera misa.
Al año siguiente, regresa a Santa Rosa para acompañar a su madre viuda y permanece allí hasta fines de 1867.
Su vuelta a Córdoba coincidió con una epidemia de cólera que asoló a los habitantes. Cuando muchos decidieron resguardarse de la enfermedad, él participó activamente, poniendo en peligro u vida. De esta manera, atendió a los enfermos, llevó consuela y fortaleza espiritual a los moribundos.
Su llegada al Valle de Traslasierra
El 18 de noviembre de 1869 es designado para hacerse cargo del Curato de San Alberto con sede en San Pedro, en el Valle de Traslasierra. Una vez que cesó la peste, Brochero partió hacia su nuevo destino y se asume el cargo del 5 de diciembre. Por ése entonces, tenía solo 29 años.
El curato de San Alberto tenía una extensión de 120 kilómetros de norte a sur y más y similares características de este a oeste. Era un territorio aislado, incomunicado con la ciudad de Córdoba ya que no existían caminos, ni servicios de telégrafos ni correo.
Después de su llegada, en 1869, decidió promover el bien espiritual de sus fieles, comenzó a llevar a Córdoba grandes contingentes de hombres serranos, paisanos, y mujeres para que realizaran ejercicios espirituales según el método de San Ignacio de Loyola.
Esta empresa apostólica, constituyó una verdadera epopeya ya que trasladarse desde San Pedro a Córdoba suponía hacer 200 kilómetros cruzando las Altas Cumbres. El viaje duraba tres días,los contingentes viajaban por senderos a dos mil metros de altura, en pleno invierno y a lomo de mula. En ocasiones soportaron temperaturas extremas, nieves, fuertes vientos y lluvias, pero Brochero los impulsaba con la convicción respecto de la necesidad de "transformar" la vida, de aprender a amar a Dios y también a trabajar material y espiritualmente para mejorar la región.
Su estancia en San Pedro no fue prolongada, las causas que aducen quienes se dedicaron al estudio de su vida no son lo suficientemente claras y precisas. Tampoco hay un consenso respecto de los motivos que impulsaron a Brochero a radicarse en Villa del Tránsito.
La versión más difundida entre los serranos cuenta que Brochero no consiguió la respuesta que el esperaba de sus fieles, respecto de las acciones que pretendía impulsar. Por ello es que, según dicenlos lugareños, decidió dejar San Pedro argumentando que "no había predisposición para el trabajo y para la conversión". Los lugareños afirmar que el cura le impuso una maldición a la zona y a raíz de eso, aquel sector del Valle de Traslasierra tuvo un crecimiento diferenciado con respecto a otras zonas.
La casa de Ejercicios en Villa del Tránsito
Motivado por la convocatoria que las travesías que emprendían los serranos para realizar sus ejercicios espirituales y atendiendo a las dificultades del viaje, la cantidad de días que los que el viaje implicaba y pensando en posibilitar una mayor participación, Brochero se propone edificar dentro del Curato una Casa de Ejercicios. De esta manera, el 16 de agosto de 1875 colocó la piedra fundamental.
En la construcción del edificio participaron todos los vecinos, el propio Brochero solía contar que "desde siete años arriba (me) llevaban los ladrillos y cal quemada, al pie de la obra en el hombro o en la cabeza, como lo hacían también las damas y señoritas que (me) traían la cal cruda de una legua de distancia en árganas y alforjas, para que la quemase en los hornos que estaban en la plaza, y de diversos puntos me conducían los tirantes a remolque o cincho de mula, viniendo muchas de estas vigas hasta de 20 leguas, pues a esta fecha, no había yo construido aún el camino carretero en el Valle del Oeste".
La Casa de Ejercicios de Villa del Tránsito fue inaugurada en agosto de 1877, los hombres y mujeres llegaban desde distintos puntos del valle (Pampa de Achala, Ambul, Pocho). La mayoría dormía en las galerías abiertas, en el invierno crudo con diez grados bajo cero; sobre los aperos, tapados con un poncho, otros amontonados en las piezas.
Hasta principios del siglo XX, cerca de setenta mil personas las que se entregaron a la práctica de ejercicios espirituales orientadas con un estilo rígido.
Las obras y el impulso al desarrollo de la región.
Sentado sobre el lomo de su mula Malacara, el Cura Gaucho desandaba los caminos del valle de norte a sur. Estos extensos e intensos recorridos le permitieron empaparse y sentir como propias las necesidades de los pobladores y lo llevaron a preocuparse por satisfacerlas.
De esta manera, impulsó la construcción de un colegio de niñas que abrió sus puertas el 3 de febrero de 1880 atendido por las Hermanas Esclavas del Corazón de Jesús, a quienes el propio Brochero trasladó desde Córdoba. El instituto albergó a niñas y señoritas de la zona.
Por otro lado, trabajó incansablemente para sacar a Traslasierra del aislamiento que mantenía respecto del resto de la provincia. El propio Brochero invita al por entonces gobernador de Córdoba, Miguel Juárez Celman a visitar la zona. Como resultado de este aconteciendo, el mandatario otorga una importante suma de dinero y tras el estudio realizado por el topógrafo Toribio Aguirre dispone la construcción de un camino de herradura que empezaría en los Algarrobos y tras de pasar por Coco Marcado, Loma Pelada, San Miguel, Cuesta de Argel y Cruz de Garay, terminaría en la Granadilla.
En tanto que, en 1883 el Poder Ejecutivo aprueba invertir $100.000 para construir un camino desde la ciudad de Córdoba, pasando por San Roque, Tanti y la Cienaguita y desde el Trapiche se divide en dos ramales: uno al norte, hasta San Carlos y otro al sur pasando por Ciénega, Ambul, Panaholma, Tránsito y Nono. Tras tres años de ejecución, el gobierno le pide al Cura Brochero, a Justiniano Recalde y Ricardo Tobar a fin de que revisen el camino y expresen su conformidad de acuerdo a las condiciones del contrato.
En 1870 el propio Cura Brochero trazó el camino de herradura que une San Pedro con Altautina, posteriormente lo mejoró y ensanchó llegando hasta la laguna de Ciénega de Allende.
El Cura Brochero fue también el impulsor de la construcción de canales de regadío, extensión de acequias y canales, establecimiento de molinos y el pedido de la construcción de escuelas. Por último, fue también el promotor de extensión de un ramal del ferrocarril que correría desde Soto correría hasta Villa Dolores. (Obra que tras innumerables gestiones no pudo ejecutarse por inconvenientes presupuestarios)
A lomo de mula, con un sombrero de ala y su clásico poncho, el cura Brochero recorría los rancheríos de Traslasierra llevando la palabra de Dios, acompañando y asistiendo a los enfermos, levantando paredes al lado de los serranos y colaborando en las faenas camperas mientras compartía un mate con los feligreses.
En su afán de asistir al moribundo, contrajo la lepra al negarse a rechazar un mate que un paisano le ofreció. Cuando Brochero se enteró que estaba enfermo, presentó la renuncia definitiva al Curato de San Alberto, el 2 de febrero de 1908. El sacerdote, recibió la enfermedad como un don de Dios, con tiempo para orar por todos los hombres. Brochero dijo en una carta: "cuando pude trabajar, Dios me dio el uso de todos los sentidos, ahora, ya no los tengo. Bendito sea." "pero es un grandísimo favor el que me ha hecho Dios de dejarme en la vida pasiva".
Su salud fue deteriorándose paulatinamente, sus últimos años transcurrieron en la casa de su hermana Aurora, a una cuadra de la casa de ejercicios. Su hermana y su sobrina lo asistieron hasta el día de su muerte.
Tras soportar intensos dolores, el Cura Gaucho falleció el 26 de enero de 1914.
El 28 de enero de 1916 el Gobernador de Córdoba Dr. Ramón J. Cárcano dispone que la Villa del Tránsito pase a llamarse Villa Cura Brochero.
En 1967 Monseñor Enrique Pechuán Marin y el Cardenal Raúl Francisco Primatesta dieron comienzo al proceso de canonización del Cura Brochero con la recepción de los testimonios de las personas que lo conocieron y recogieron sus escritos.
El material reunido fue enviado a Roma en 1974, pero como ninguno de los testigos había conocido directamente al Padre Brochero se dispone realizar una prolija investigación sobre los documentos que testimonian la vida de este benemérito sacerdote cordobés.
Actualmente, el Vaticano lo declaró venerable y la causa continúa abierta. Miles de fieles de distintos puntos del país llegan todos los veranos a la villa serrana para participar de la Semana Brocheriana, una fiesta popular que recuerda y honra la memoria del sacerdote.
Fue un hombre que se preocupaba de la situación material de sus fieles en esa inmensa zona estaba alejada de la ciudad de Córdoba, sin medios de comunicación, flanqueada por las Sierras Grandes, olvidada de los Gobiernos. Brochero se encontró con personas que necesitaban a alguien que se interesara por su vida, su modo de subsistir, las escuelas, los caminos, el riego, la mensajería, todo. El Cura Gaucho se propuso evitar que los serranos, ante la adversidad, abandonasen las tierras.
"Cuantas veces quieran estoy para todos, siempre hay algo que arreglar"
"En cuanto al trabajo sacerdotal,
desde que pensé que me debía ordenar,
creí que la corona que se me abriría luego,
me imponía el deber que creyó el valeroso negro Barcala
le imponía su valor y deber militar,
de esperar a Quiroga sentado sobre el cañón,
pero después que él y los pocos soldados que tenía
habían quemado el último cartucho,
para que sobre él degollase esto es que yo me felicitaría
si Dios me saca de este planeta,
o sentado confesando
y explicando el evangelio"
José Gabriel Brochero
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