Los mosquitos son responsables de
unos 350 millones de enfermedades humanas al año, cifra que seguramente
aumentará a medida que el cambio climático incremente el número de insectos
portadores de enfermedades. Un estudio reciente muestra incluso cómo otro impacto
humano, la contaminación lumínica, puede ser responsable de la prolongación de
la temporada de extracción de sangre de los mosquitos.
Una nueva investigación sobre la protección contra
las picaduras ha tomado una molécula natural fácilmente disponible, la
celulosa, y la ha manipulado para producir un producto que redujo en un 80% la
alimentación de los mosquitos en la piel humana.
La celulosa, que se obtiene de forma abundante y
barata a partir de residuos de la industria maderera, alimentos locales y
residuos de papel, se ensambla en nanocristales cuando se trata con ácido
sulfúrico. Estos nanocristales de celulosa (CNC) forman una película de barrera
resistente y transparente.
Los científicos descubrieron que, mezclados con agua y
una pequeña cantidad de glicerol, estos CNC podían aplicarse sobre la piel en
forma de aerosol o gel y bloquear la capacidad del mosquito de picar a través
de ella para extraer sangre.
Las hembras adultas de mosquito necesitan sangre
humana o de animales para producir huevos, por lo que una reducción importante
de esta fuente de alimento, sobre todo en zonas muy pobladas, podría tener un
impacto positivo en el control del número de ejemplares del insecto.
Los CNC y la eficaz barrera que forman se han estado
desarrollando para una amplia gama de usos “verdes”, como la insonorización, la
eliminación del tinte de los tejidos y la fabricación de aglutinantes fuertes
como el superglue y materiales compuestos tan resistentes como el hueso.
El resultado fue que la fina película de gel CNC actuó
como un camuflaje químico, con un descenso del 80% de las picaduras en
comparación con una mano expuesta a los insectos sin la barrera biomaterial.
Otros estudios demostraron que la capa de CNC también
bloqueaba el paso del vapor de hidróxido de amonio, un atrayente habitual de
los mosquitos, cuando se aplicaba a un papel de filtro y se exponía a los
insectos.
Aunque en una fase preliminar, la investigación
resulta prometedora para el desarrollo de compuestos naturales baratos y
transparentes que podrían bloquear la emisión de las sustancias químicas de la
piel que alertan a los mosquitos hembra de un festín de sangre.
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