El narcisismo ya es una epidemia en un
tiempo superpoblado de millennials. Los problemas que genera una educación
centrada en la vanidad. Cómo impacta esto en la mente de un niño.
Las
personalidades narcisistas parecen haber aumentado en los últimos años tan
rápidamente como una pandemia. La búsqueda de reconocimiento constante se ha
convertido en una característica definitoria de los Millennials,
y todo -desde las selfies hasta
la mentalidad de premiar todo el tiempo a todos por igual- está relacionado con
el aumento del narcisismo. Sin embargo, entre toda la investigación científica
que hay respecto al narcisismo, una pregunta importante sigue sin respuesta: ¿Qué sucede cuando una generación de narcisistas se
convierte en padres?
El narcisismo es un patrón de
personalidad caracterizado por una gran falta de empatía, aires de grandeza y
una búsqueda crónica de admiración y constante validación. Ramani Durvasula,
psicóloga y autora del libro "¿Debo quedarme o irme? Sobreviviendo una
relación con un narcisista" detalló en su obra 30 rasgos del carácter
narcisista, pero advirtiendo que la superficialidad, la avaricia y la vanidad
son las características que forman su núcleo central.
Según indican muchos expertos en psicología, todo el mundo tiene un componente narcisista. El narcisismo es parte innata del ser humano, y es una etapa clave de desarrollo para adolescentes y adultos jóvenes. Pero, cuando el narcisismo comienza a interferir con la forma en que una persona funciona en su casa o el trabajo, sin embargo, ese rasgo se convierte en un problema que puede incluso virar hacia un trastorno de la personalidad. Los narcisistas creen genuinamente que son únicos, que tienen derecho a un tratamiento especial y tienen una necesidad irrefrenable de admiración y validación a cualquier costo. "La mayoría de nosotros crecemos pensando que somos Superman a los 6 años", dijo Durvasula a The Washington Post. Y agregó: "Pero no deberíamos pensar así a los 41 años".
El problema de
un adulto narcisista, cuando tiene hijos, es que los niños no ofrecen el tipo
de retroalimentación positiva continua que ellos anhelan y estos padres egocéntricos tienden
a reaccionar de dos formas distintas. Durvasula y Keith Campbell, profesor de
psicología en la Universidad de Georgia y experto en narcisismo, indicaron que,
por un lado, algunos pierden interés por sus hijos al no encontrar esa
aprobación y buscan otras fuentes de validación. Por otro lado, otros
narcisistas ven a sus hijos como un reflejo de sí mismos y se vuelven padres
"helicóptero": hiperactivos y controladores. En ambos
casos, la desconexión es la el punto clave, porque incluso el padre narcisista
demasiado involucrado está emocionalmente separado de su hijo y carece de
calidez, según los expertos.
El impacto de ser criado por un
narcisista aún no está bien estudiado a nivel individual y
se ha indagado menos todavía a una escala social. Campbell ha escrito más de
100 artículos científicos y tres libros sobre la epidemia de narcisismo, pero
admitió que la crianza de los hijos es un agujero enorme en una comprensión
científica más concreta del problema. "Rara vez estudiamos el narcisismo
de los padres y luego predecimos lo que les pasará a los niños", dijo. Sin
embargo, esta falta de investigación formal no significa que no existan ya
muchas teorías elaboradas.
"Una cosa que puede producirse
con padres narcisistas es que usen a sus hijos como un camino para el
auto-progreso", explicó el psicólogo. Y agregó: "Como un padre
narcisista, te ves bien y te sentís bien sólo a través del éxito de tu hijo. De
la misma manera que un narcisista puede tener un 'esposo/a-trofeo', puede tener
un 'hijo/a-trofeo'".
Los padres narcisistas tienen grandes
expectativas de sus hijos. Empujan a sus hijos a sobresalir en los deportes,
que les vaya muy bien en la escuela, asistan a las universidades de élite y
sigan carreras importantes. Los
padres narcisistas creen que sus hijos son especiales y que por eso merecen
oportunidades especiales y privilegios. En otras palabras, solo toleran, nada
menos, que la perfección. Ellos ven a sus hijos como parte
de ellos mismos: "Como a su brazo o su pierna", explicó Durvasula, y
cuando sus hijos no logran los objetivos que leLos niños, a tan corta edad, no
están preparados para manejar esa desconexión de sus cuidadores primarios.
Necesitan padres que sean consistentes, estén disponibles y sean
incondicionales, principalmente para poder formar apegos seguros. En la
adultez, las personas confían en estos apegos seguros formados en la infancia
para dictar cómo se relacionan con los demás, con sí mismo e incluso con
situaciones externas, de ahí radica su importancia. Cuando la formación de esa
unión segura se interrumpe, el impacto puede perdurar toda la vida.
"Los padres narcisistas engendran
niños con toda una serie de problemas psicológicos", dijo Durvasula. Estos
problemas incluyen tasas más altas que la media de depresión y ansiedad, falta
de autorregulación, trastornos alimenticios, baja autoestima, un sentido
alterado de sí mismo, extremo perfeccionismo y hasta abuso de sustancias.
Incluso, para los especialistas, las
guerras entre padres tienen su raíz en una crianza narcisista de alguna de las
partes. Sin embargo, Durvasula señaló que la cultura competitiva en que
vivimos, donde el éxito se mide por las buenas calificaciones, la asistencia a
colegios de élite, la riqueza y el estatus en lugar de los niveles de empatía
creó un mundo "donde es casi imposible salir adelante a menos que seas
narcisista".
Por este motivo, los padres que con las mejores intenciones
presionan a sus hijos para que estudien y tengan notas altas,
aunque en el fondo buscan ayudarlos, en realidad los terminan
perjudicando. Es que este enfoque puede inculcar rasgos narcisistas en los
niños a menos que los padres equilibren la competencia con una formación sobre
la empatía y la compasión.
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