Petra es una antigua ciudad del
Oriente Próximo excavada en la roca. Llamada también «la ciudad rosa» por el
color único de su faja montañosa, Petra constituye un rico conjunto
arqueológico del tiempo de los nabateos, que combina elementos orientales y occidentales.
Templos, tumbas, túneles, presas y canales se combinan con un
paisaje único de arenisca roja. Por todo ello, es Patrimonio de la Humanidad
por la UNESCO desde 1985, e integra la lista de las Nuevas Siete Maravillas del
Mundo desde 2007.
El nombre de Petra significa ‘piedra’. Pero
no por ello debemos pensar que toda la ciudad está excavada en la roca, aunque
sí gran parte de ella. Encontramos también estructuras libres, como el Gran
Templo.
Todos los edificios tienen algo en común: están hechos con
arenisca, piedra tornasol que da variedades de rosa mayoritariamente,
anaranjado y amarillo.
Conozcamos a continuación cuál es su ubicación, cuáles son los
principales sitios de interés del conjunto arqueológico y cuál es la historia
de la ciudad de Petra. La ciudad de Petra se ubica cerca del Golfo de Áqaba,
entre el Mar Rojo y el Mar Muerto en Jordania.
Este punto fue un importante cruce de caminos de las rutas
comerciales de la antigüedad, gracias a que ofrecía una buena canalización de
aguas y condiciones de seguridad.
Por ello, Petra se convirtió en el asentamiento de una gran
proeza arquitectónica y de ingeniería en medio de excepcionales condiciones
naturales.
El primer
edificio que se avista al salir del Siq es el Tesoro de Petra o (Khasneh, Al-Jazneh
o Jazné), y fue construido durante el reinado de Aretas IV (9 a.C. y 40 d.C.).
Los beduinos solían creer que en este edificio se escondían los tesoros de un
Faraón, razón por la cual también se conoce como la Tumba del Faraón.
Se trata de un
mausoleo excavado en la roca, que muy posiblemente fue centro de peregrinación.
No se sabe a quién fue dedicado, pero se cree que tuvo que haber sido a un
monarca. Tiene 25 metros de ancho y 39 metros de alto.
La fachada se divide en dos
niveles. El nivel inferior está soportado por seis columnas corintias, y tiene
un frontón con un friso decorado con motivos florales. El nivel superior tiene
dos falsas glorietas de base cuadrada a los lados, y en el centro una de base
circular, coronada con una urna de 3,5 metros de alto. En los vanos encontramos
relieves que imitan también falsas glorietas.
En cada sección, hay representaciones figurativas. Se cree que
la escultura central representa a una diosa, que puede ser la fertilidad, Al
Uzza, o Isis. Además, la fachada está decorada con elementos del período
Ptolemaico, y llevó originalmente una capa de estuco policromada.
Este edificio fue construido en
honor al rey Obodas I en una meseta. Recibió su nombre de los beduinos, quienes
hallaron varias cruces inscritas en las paredes interiores, datadas del período
bizantino. Se cree que este edificio fue un lugar de culto, ya que no hay
tumbas en su interior.
Tiene cerca de 47 x 48 metros. Su estilo es más clásico en
comparación con el Tesoro de Petra, ya que prescinde de las columnas corintias
y usa una variedad de capitel más estilizada, conocido como capitel nabateo.
Será solo a partir del año 1812
cuando el investigador Johann Ludwig Burckhardt redescubra la abandonada ciudad
de Petra y la ponga nuevamente en el radar de Occidente.
Burckhardt era un viajero suizo que se hizo pasar por devoto
árabe para poder penetrar la región, ya que en aquellos tiempos la región era
controlada por el Imperio otomano y las tensiones políticas y religiosas
estaban a la orden del día. Los hallazgos de Burckhardt fueron compartidos en
un libro publicado apenas en 1823, después de su muerte, bajo el título Travels in Syria and the Holy Land.
A partir de 1828 se iniciarán en su plena forma las
investigaciones arqueológicas en la ciudad de Petra. En 1830, comenzarán a ser
permitidas las visitas de viajeros y peregrinos.
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